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sábado, 31 de diciembre de 2011

El Combate de La Plata

VILLACLARA
El combate de La Plata
17 de Enero 1957



La bisoña tropa guerrillera, reagrupada luego de la sorpresa de Alegría de Pío, ejecutó el 17 de enero de 1957 el clásico ejemplo de cerco y ataque a un objetivo militar en la etapa inicial del primer período de la guerra de liberación nacional, el combate de La Plata. El Comandante en Jefe tomó como objetivos para desencadenar la acción las siguientes razones:
• Demostrar la existencia del Ejército Rebelde y su capacidad combativa.

• Reafirmar ante los propios combatientes la fe y posibilidad de efectuar combates victoriosos.

• Demostrar al enemigo que los asesinatos de los expedicionarios capturados y de los campesinos de Palma Mocha no quedarían impunes.

Todo esto sería apoyado por el levantamiento de la censura de prensa que en esos momentos se produjo, como parte de la política triunfalista del Gobierno frente a los desmanes cometidos contra los expedicionarios capturados y los campesinos de la zona.

La instalación escogida para desarrollar esta acción fue el cuartel de La Plata, que formaba parte de una red de puestos militares creados por el ejército con vistas a impedir el desembarco y que estaba ubicado en un pequeño llano costero, prácticamente cubierto por montes espesos. Era una construcción de tablas con techo de zinc aún sin terminar, con una superficie de 25 m2. Muy cercana al cuartel se encontraba una casa grande, de buena construcción, propiedad de un mayoral, y próximo a ella un rancho de guano utilizado como almacén. Once hombres componían su guarnición: cinco soldados y cinco marineros al mando del sargento de tercera Walter Medina, de la Marina de Guerra, los cuales tenían un fusil automático M-1, una subametralladora Thompson y varios fusiles Springfield.

A partir del inicio de la segunda decena de enero, el Comandante en Jefe tomó en cuenta las medidas que garantizarían el éxito de esta acción. Ellas fueron: características del terreno, definición de los objetivos que alcanzaría cada participante, previsión de la reacción del enemigo, aprovechamiento del aumento de la moral de los combatientes, análisis de las fuerzas del enemigo y utilización de la labor de inteligencia, a lo que se unió la confesión del mayoral Chicho Osorio, amplio conocedor de la zona, capturado el día 16.

Sobre esta base, Fidel elaboró el siguiente plan de ataque: los 22 hombres que tenían armas se dividirían en cuatro grupos formando una "L" encima del objetivo propuesto. Raúl Castro y Juan Almeida, con sus respectivas escuadras, atacarían por el flanco izquierdo del cuartel. Julito Díaz con su escuadra tenía la misión de cercar la casa de guano por la parte derecha; mientras él y su Estado Mayor, reforzado por otros compañeros, atacarían por el centro.

El combate duró aproximadamente 30 minutos (de las 02:00 hrs a las 02:30 hrs), tuvo como características principales lo relampagueante, lo sorpresivo y la violencia a corta distancia. El enemigo, a pesar de su intento de rechazo, se rindió debido a la endeble construcción del cuartel y a no contar con obras defensivas, dado el grado de subestimación por la fuerza guerrillera.

La victoria rebelde fue total. Los soldados de la tiranía tuvieron dos muertos y cinco heridos, tres de ellos tan graves que fallecieron posteriormente. Sin tener que lamentar baja alguna, los guerrilleros ocuparon ocho fusiles Springfield con 1 000 cartuchos y una subametralladora Thompson con 150 cartuchos, además de ropa, mochilas, cananas y otros artículos de campaña.

La derrota de las fuerzas enemigas en La Plata echó por tierra la campaña de prensa que pretendía hacer creer que el contingente expedicionario y su líder, Fidel Castro, habían sido liquidados. Además, la posibilidad de superar al ejército profesional de la tiranía mediante tácticas guerrilleras quedó plenamente demostrada e infundió aún más ánimo al exiguo grupo de hombres que comenzaría a hacer de la Sierra Maestra un bastión inexpugnable de la beligerancia revolucionaria.

La triunfante fuerza recibió a partir de este momento un mayor apoyo de la población campesina de la zona, que comenzó a comprender que ambos tenían un enemigo común.

También resaltó en este combate el ajusticiamiento del esbirro Chicho Osorio, opresor del campesinado en esa región, lo que significó la primera demostración palpable, confirmada después en el transcurso de la lucha, de que el ejército guerrillero era capaz de actuar con energía y decisión en la aplicación de la justicia revolucionaria.

El régimen dictatorial se vio obligado a poner en práctica nuevos planes de operaciones para tratar de aniquilar a la guerrilla. Por esta razón, reforzó los puestos militares más adentrados en la Sierra Maestra para evitar que fuesen tomados por los rebeldes, ordenó ejecutar acciones más tenaces y designó un nuevo Jefe de la Zona de Operaciones.

Como sentenció el Che: "[...] La Plata constituyó nuestra primera victoria y tuvo cierta resonancia, más lejana que la abrupta región donde se realizó. Fue un llamado de atención a todos, la demostración de que el Ejército Rebelde existía y estaba dispuesto a luchar y, para nosotros, la reafirmación de nuestras posibilidades de triunfo final".

Si bien el éxito militar fue trascendental en esta acción, resultó sumamente importante también la apreciación por parte del adversario del comportamiento de la fuerza guerrillera con los enemigos detenidos, lo que a la larga fue convirtiéndose en un factor que minó la moral del ejército batistiano.

Pero no solo el macizo montañoso de la Sierra Maestra era el escenario de la lucha popular en estos días. En las ciudades y, fundamentalmente, en la zona oriental comenzaba a tomar cuerpo una organización que prestaría valiosa cooperación a los revolucionarios en lo referente a la recaudación de fondos, la elaboración y distribución de propaganda, el suministro de ropas, alimentos y medicinas, así como la creación de una red de casas que pudieran ocultar a los perseguidos y efectuar la movilización de la ciudadanía, entre otras tareas. Era esta la Resistencia Cívica, organización celular clandestina integrada, principalmente, por profesionales, intelectuales y comerciantes, la que comenzó a actuar en Oriente en los primeros días de enero de 1957, y que a finales del tercer trimestre de este año se extendió al resto de las provincias.

La organización centró su actividad en el repudio a los actos de terrorismo y la demanda del cese de la represión desatada en los días finales de 1956 y principios de 1957.

Además, las bombas y sabotajes realizados por grupos de acción en las ciudades iban en aumento, en especial tomaba fuerza la quema de caña.



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Tomado de "La Guerra de Liberación Nacional en Cuba 1956 - 1959
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GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN SANTA CLARA (ACRC)
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