UN VILLACLAREÑO EN EL ASALTO A RADIO RELOJ
13 marzo 1957
El domingo 10 de marzo de 1957 en horas de la tarde-noche, se reunieron en casa de Amador del Valle, Julio Pino, Chiqui Gómez-Lubián y Raúl (Diosdado) Sarmiento, todos miembros de las Brigadas Juveniles de Acción y Sabotaje del M-26-7 y estudiantes universitarios, lamentándose de la mala suerte que túvole Dr. Carlos Martínez Reyes de caer preso el 23 de febrero en 5ta No. 411 esquina A en el Vedado donde el Movimiento tenía un taller para fabricar bombas, precisamente él, que era el jefe del proyectado alzamiento en el Escambray en esos días.
Desde hacía más de un mes ese era nuestro tema de conversación, y ahora al publicarse la entrevista que le hiciera Mathews a Fidel, esto se había convertido en una obsesión en todos nosotros, ya se habían recibido parte de los avituallamientos con ese fín y Osvaldo Rodríguez Ayala, jefe de acción y sabotaje del Movimiento en la provincia había comenzado a realizar algunos preparativos tales como traslados de cantimploras, hachas, herramientas, telas para uniformes, pomos de sal, y otras cosas hacia las cuevas del Escambray. Esto se realizaba en una camioneta de un almacén de víveres de Santa Clara.
Julio se había estado entrenando con largas caminatas para ir domando las botas nuevas, y en todos se reflejaba la decepción sufrida.
De momento llega Otto Hernández Fernández integrante también de las Brigadas y estudiante del tercer año de Medicina en la Universidad de la Habana muy excitado y pide a sus compañeros que lo acompañen a su casa distante dos cuadras para tener una conversación privada, pues estaban sentados a la entrada del Hotel “Nueva Isla” muy próximos a su comedor donde ya habían algunos comensales.
En la trastienda de la bodega de su padre, Otto nos mostró el telegrama que acababa de recibir que textualmente decía “ Mamá grave, ven urgente, Joe”, de pronto se les iluminó el rostro a todos y al unísono todos concluyeron con una misma deducción: ¡Es un alzamiento! ¡Y en ese estamos todos!
De inmediato se recogió dinero entre todos para el pasaje de Otto a la Habana, pues había un ómnibus de Santiago Habana que salí a las 9.00 p.m., mientras Otto le escribía una breve carta a su padre, donde le decía que se había empatado con unas muchachas y se había ido para la Playa de Caibarién por lo que no vendría a dormir. Así mismo llamaba a la Habana informando su próxima llegada.
Todos acompañaron a Otto a tomar el ómnibus, quién debía comunicarse con Amador para la incorporación del grupo en esos planes.
Pasaron el lunes 11, martes 12, sin noticias de Otto, sólo el padre de Otto, Sixto Hernández que lógicamente insistia en saber con Amador donde se encontraba Otto a lo que Amador respondía que lo había visto el domingo con unas muchachas rumbo a Caibarién.
El asalto a Palacio el miércoles 13, nos preocupó a todos, el jueves 14 los noticieros informaban de cadáveres sin identificar en el necrocomio, y entonces se decide que Amador vaya el viernes a la 1.30 pm en la Ranchuelera a la Habana.
Cuando Diosdado fue a acompañar a Amador, éste le informó que Otto había regresado y lo tenía en su casa, de inmediato avisamos a Julio y Chiqui y pasamos a la habitación donde Otto relata lo sucedido desde el domingo 10:
“Ustedes conocen de mi amistad con Joe Westbrook y de las veces que he tenido que guardarle armas como cuando el ajusticiamiento de Blanco Rico en Montmartre, etc. pues me manda a buscar para que participe junto con él en estos planes. Cuando llegué a la Habana, me fue a recoger Carlos Figueredo “El Chino”, primo de Joe que me lleva para el apartamento de 19 entre B y C, en el que se encontraba José Antonio Echeverría, un amigo de José Antonio y Joe Westbrook, en total conmigo éramos cuatro personas en ese apartamentico, pues el Chino Figueredo se acuartelaba en otro lugar.”
“Cuando yo plantié la disposición de ustedes en participar en lo que fuese, me dijeron que no hacían falta más personas, y que la operación podía ocurrir en cualquier momento.”
“Fueron pasando los días y nosotros en ese apartamentico, que es el Taller de dibujos del compañero Julio García Olivera que es Arquitecto, pasamos el tiempo revisando y destruyendo documentos del Directorio, como un fichero de todos su miembros, y otros documentos, que para ello, después que los picábamos en pequeñísimos pedazos, los descargábamos por el inodoro, toda una noche la pasé en esa operación.”.
“Recuerdo que el día 12 temprano en la mañana José Antonio fue a misa y comulgó.”
“Durante esos tres días varias veces estuvo Fructuoso en el apartamento, y ese día se nos informó que dos miembros de la dirección del Directorio se habían negado a participar de la acción por lo que quedaban fuera de la organización.”
“Nosotros dormíamos en unas colchonetas sobre el piso y Fructuoso bromeaba con José Antonio, porque el amigo de José Antonio que estuvo acuartelado con nosotros, esa madrugada accidentalmente tratando de matar una cucaracha con su zapato rompió el uníco par de espejuelos que tenía y como era miope no podía ver sin ellos, por lo que se le permitió que fuera a buscar otros, pero no regresó, y Fructuoso usaba bromas con José Antonio por ese hecho.”
“Todo el día 12 estuvimos esperando que se produjera la acción de un momento a otro. El día 13 nos levantamos listos para la acción, almorzamos ligeramente y se distribuyeron las armas, a mí me correspondió una ametralladora.”
“A las tres de la tarde llegaron tres carros frente al sótano de la calle 19 entre B y C, nosotros montamos en un Ford nuevo color crema, que manejaba Carlos Figueredo “El Chino”. Los otros carros eran manejados por Humberto Castelló y Juan Nuiry.”
“La distribución de los participantes en la acción de Radio Reloj, en los carros era la siguiente:
Primer carro: Humberto Castelló, José Assef, Enrique Rodríguez Loeches, Pedro Martínez Brito y Aestor Bombino.
Segundo carro: José Antonio Echeverría, Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook, Otto Hernández y Carlos Figueredo.
Tercer carro: Juan Nuiry Sánchez, Julio García Olivera, Mario Re¬guera, Antonio Guevara y Héctor Rosales.
Cada hombre tenía su misión y cada grupo un plan para desarrollar. Los autos debían guardar las distancias establecidas.”
“A las 3:14 p.m., el primer carro se detuvo en la esquina de M y 23; el segundo paró ante la entrada del edificio donde estaba la emisora y el tercero cerró la esquina de M y 21.”
“Cuando llegamos frente a CMQ no había ningún carro parqueado y pudimos parquear perfectamente. El primer carro del que iban a descender dos compañeros ya estaba más abajo casi en la esquina, nosotros parqueamos e inmediatamente bajaron Echeverría escoltado por Fructuoso y Joe, y en un momento determinado miré hacía la esquina de 21 y ví la máquina donde venía Julio García Olivera atravesada para impedir el tránsito por 21 y Julio tirado en el suelo con el arma apuntando hacia abajo de 21, eso me causó una impresión que yo dije, ¡ah bueno si la cosa es ya así!, entonces salí con mi ametralladora y estaba atento a todo pero procurando que la cosa se desarrollara con la mayor naturalidad posible, mientras tanto Carlos Figueredo se concentró en que no se le fuera a apagar el carro. “
“En eso se apareció un sargento a llamar por el teléfono público. Era el prototipo del sargento del ejército de aquella época, gordo, barrigón con un revolver 45 en la cintura, y también había un empleado que se parecía a un guarda jurado pero no llevaba armas, era un empleado con un uniforme medio azul, entonces eso fue lo único anormal que hubo hasta que nos dimos cuenta que iba bajando público por las escaleras de CMQ , y mujeres asustada, entonces empezó el portero a tratar de cerrar la puerta cuando yo salí de donde estaba con la ametralladora en la mano y lo conminé a que se parara que no cerrara porque sino le iba a tirar, y al unísono el Chino Figueredo desde su asiento de chofer, hizo dos disparos de advertencia desde dentro del carro para evitar que cerraran la puerta de CMQ, lo que paralizó al guarda jurado y no continuó cerrando la puerta, además de eso el Chino le dio un tiro a un policía que al oir los dos tiros de advertencia venía corriendo desde 23 con el arma en la mano. “
“Cuando baja Echeverría éste se encuentra con el sargento gordo y barrigón con el 45 en la cintura y José Antonio le quitó el revólver, sencillamente, yo lo estaba mirando y le quitó el revólver. Todo esto ocurre en cuestión de dos o tres segundos, fue todo muy rápido.”
“Entonces por delante de José Antonio, Fructuoso y Joe, venían Floreal Chomón y el otro locutor y aquí mismo Echeverría les dijo piérdanse de aquí y cuando monto en la máquina le pregunto a Joe: ¿Cómo van a dejar a esa gente que se vayan así? Y Joe me responde : No te preocupes Otto que esa gente está en la cosa, entonces dije: Ah , por eso salió todo tan bien. “
“Cuando monto en el carro, yo iba en el asiento de atrás bastante impedido de movimiento porque llevaba la ametralladora terciada, un maletín con otras armas en las piernas, e iba sentado en el borde del asiento, entonces cuando oigo la sirena de la perseguidora, que sale de detrás de un carro a la mitad de la calle y es cuando Figueredo da un corte y se le abalanza a la perseguidora."
" En el frenazo que dieron allí, como venía sentado en el borde del asiento, es donde me caigo hasta el suelo del carro, la ametralladora terciada limitaba mi movimiento, y lo único que pude percibir son las puertas que se abren, los demás compañeros que salen y oigo los disparos y vidrio cayéndome encima, cuando veo que los compañeros no están allí, los policías siguen disparando y tengo que salir porque estoy entre los dos fuegos, cuando salgo miro hacia la esquina y veo a los compañeros parapetados y a Fructuoso en la esquina disparando su arma, veo el carro perseguidor allí y a José Antonio en el suelo, yo no sé en que estado está."
" Salgo corriendo hacia donde está Fructuoso y le pregunto qué le pasa a José Antonio y Fructuoso me dice Otto nos han matado al gordo, entonces le digo, cúbreme que voy a recogerlo y me dice no que te van a matar también, tenemos que irnos para la Universidad. Entonces me dice, vamos a cruzar de uno en uno para que no hagan blanco".
" Cruzamos la calle corriendo de uno en uno, en esos momentos no había tráfico alguno, y subimos por las escaleras que están a un costado de la escalinata agachados ó agazapados.”
“Cuando llegamos arriba, había más armas que hombres. Cada cual tenía su misión específica y si desatendía su misión para cumplir otra el plan no podría cumplirse a cabalidad como estaba programado.”
“Después que llegó Faure que venía de Palacio se da la orden de retirarse y salvar las armas que se puedan. Yo le digo a Joe que voy para la casa de huéspedes en que yo paraba, distante unas seis cuadras de allí.
Cerca de las 8.00 p.m. se aparecen Joe, el Chino Figueredo y Machadito con armas largas en las manos y unas cajas de pistolas para que yo las guardara, pues habían estado todo ese tiempo salvando y recuperando armas, y estando allí Joe me pide que vaya a casa de su novia muy cerca de allí para que ella viniera a recogerlos, en ese momento el Chino Figueredo aprovecha que hay un baño dentro de mi habitación y se baña después de un largo día de tensiones. “
“La dueña de la casa de huéspedes a la que yo le había dicho una hora antes que había venido a realizar un exámen, me recriminó por haberle mentido, informándome que debía marcharme, yo le dije que lo haría tan pronto como fuera posible, pero le advertí que cualquier cosa que me sucediera de ahora en adelante siempre diría que conmigo estaba su hijo que en esos momentos se encontraba en Camaguey."
Desde esa casa hizo contacto con un familiar suyo, quien ya sabía que su padre lo estaba localizando y así de esa forma su padre conoció el paradero de Otto y lo llevó para Santa Clara.
Sixto Hernández, padre de Otto era muy amigo de Raúl Fereira Sosa, que era chofer de alquiler de la piquera que estaba frente su bodega de la calle Mujica esquina al Callejón que está detrás de la Plaza del Mercado, frente al Hotel América que daban viajes a Manajanabo, pues Sixto además tenía varios familiares en ese pequeño poblado a 17 Km de Santa Clara.
Raúl Fereira tenía un Chevrolet 54 en muy buen estado, al que Sixto le explicó el asunto en que había participado Otto y le pidió que fuera con él a sacarlo de la Habana y salieron en secreto hacia a la capital, cumpliendo exitosamente la misión.
De esto no se enteró nadie en la familia de Raúl Fereira hasta después del triunfo de la Revolución, cuando contó los detalles de la entrada y salida de la Habana que todavía estaba revuelta, y como para sacar a Otto hasta después del Cotorro lo escondieron en el maletero.
Otto continuó en la lucha con el Movimiento 26 de Julio de Santa Clara, participando en los diferentes intentos de alzamiento del 20 de abril y del 28 de mayo de 1957 con los marinos de Cayo Loco y se mantuvo todo ese tiempo en la ciudad de Santa Clara. Al triunfo de la Revolución integró como oficial las FAR y después de 1970, como oficial del Ejército Juvenil del Trabajo y recibió numerosas condecoraciones y actualmente es el único sobreviviente del auto en que viajaba José Antonio Echeverría y miembro activo de nuestro Grupo de Historia de la Lucha Revolucionaria en la ciudad de Santa Clara.
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En la reconstrucción de estos hechos participó Francisco Fereira Báez
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