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lunes, 23 de abril de 2012

15 DE MAYO DE 1955: SALIDA DE LOS MONCADISTAS

15 DE MAYO DE 1955: SALIDA DE LOS MONCADISTAS




En horas de la mañana del domingo 15 de mayo se le informa a periodistas y familiares que había llegado la orden de libertad para los asaltantes, la cual comienza a ejecutarse a partir de la 1 p.m. con la salida del primer grupo integrado por Eduardo Rodríguez Alemán, José Suaréz Blanco, Jesús Montané Oropesa, Ernesto Tizol Aguilera, Oscar Alcalde Vals, Fidel Labrador García, Gustavo Arcos Bergnes, Abelardo Crespo Arias, Pedro Miret Prieto y Ciro Redondo García.

Cerca de media hora después apareció el segundo grupo integrado por Armando Mestre, Enrique Cámara, Agustín Díaz Cartaya, Orlando Cortés, Mario Chanes, Juan Almeida, Fidel y su hermano Raúl Castro al frente.

El último grupo estuvo constituido por Ramiro Valdés Menéndez, José Ponce, Julio Díaz González, René Bedia, Reynaldo Benítez, Francisco González, Gabriel Gil, Rosendo Menéndez, Andrés García, Israel Tápanes y Eduardo Montano.

El recibimiento a la salida fue emocionante.En el recibimiento se destacó la presencia de las heroínas del Moncada, Melba Hernández y Haydeé Santamaría. Luego del caluroso recibimiento de familiares, amigos y pueblo allí congregado, los recién excarcelados se dirigieron a Nueva Gerona.



Fidel ofrece Conferencia de Prensa

Fidel Castro, con Montané y otros revolucionarios fueron al café Nuevo Virginia y luego para la casa de la familia Montané Oropesa, donde intercambiaron ideas hasta el momento de salir hacia el Hotel Isla de Pinos, en el cual un grupo de periodistas, representando a los órganos de prensa nacionales, esperaban ansiosos por la conferencia a realizarse. Igualmente se encontraban en el lugar grupos de pineros expectantes para ver y escuchar las palabras del joven líder.

Al terminar la entrevista, entregó a la prensa el Manifiesto al Pueblo de Cuba de Fidel Castro y combatientes. En él se expresaba la disposición de seguir la lucha inspirada en el ideario martiano. Este documento proclamaba que la campaña popular por la amnistía era "la gran victoria del pueblo en los últimos tres años". Posteriormente regresa a la casa de los Montané intercambió con algunos de sus compañeros e hizo ya referencia al nombre de Movimiento 26 de Julio.



Partida hacia La Habana

En horas de la noche, en el muelle donde se encontraba atracado El Barco Pinero, se reunió el pueblo para presenciar la salida de los jóvenes revolucionarios. Allí mismo, sobre cajones, antes de subir al barco, como una vez lo hicieron en el Presidio Modelo, los moncadistas entonaron el Himno del 26 de Julio. Ese día El Pinero zarpó más tarde de lo acostumbrado, cerca de las 10 pm y como única carga llevaba a los jóvenes excarcelados con sus familiares y amigos.

Durante la travesía nadie durmió, Fidel conversaba constantemente con los integrantes del grupo, fue el reencuentro con muchos de sus compañeros de Presidio, pues los últimos 15 meses los pasó a 50 metros de ellos, sin poderlos ver e intercambiar personalmente. Proyectos, nuevas ideas y órdenes para los momentos que se avecinaban fueron los temas de conversación, además, tomaron el acuerdo de proponerle al resto de los compañeros de lucha el nombre de 26 de Julio al movimiento, el que continuaría la batalla por la libertad de la nación.


Fidel en Surgidero de Batabanó.


Al amanecer del 16 de mayo, el barco atracó en el pequeño muelle del Surgidero de Batabanó, donde una nutrida representación de ese pueblo de pescadores se había reunido para esperar al grupo de moncadistas. De nuevo los periodistas se encontraban listos para oír la voz de Fidel. El traslado en tren hasta la ciudad de La Habana fue impresionante. Durante la travesía se vio obligado a parar en distintas ocasiones ante los reclamos de apoyo y admiración del pueblo realizado en diversas estaciones hasta llegar a la Terminal de Ferrocarriles de La Habana donde una multitud los esperaba.


Llegada de Fidel.



Fue imposible bajar por la escalerilla de la puerta. Fidel salió por la ventanilla y fue trasladado en hombros en medio de gritos de viva y aplausos de los que allí esperaban. El ardiente recibimiento de Fidel por la multituda al salir del presidio era el síntoma de su ascendente prestigio en el escenario político del país.

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