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lunes, 23 de abril de 2012

-UNA LANCHA PIRATA MENOS-

-UNA LANCHA PIRATA MENOS-



Aquel 29 de Mayo de 1966 estábamos en alarma de combate desde unos días atrás por motivo del asesinato del soldado del Batallón Fronterizo, compañero Luis Ramírez López, cometido por marines de la Base Naval de Guantánamo al anochecer del sábado 21 de mayo.


Habíamos tenido que interrumpir un curso que un grupo de oficiales de la Maria de Guerra Revolucionaría estábamos pasando, y por orden del jefe de este tipo de F. A. Cmdte. Aldo Santamaría Cuadrado casi todos los oficiales alumnos habían sido distribuidos por las unidades para reforzarlas y otros permanecíamos formando un Grupo Operativo como reserva en el Estado Mayor de la M. G. R., Elaboramos un plan de reforzamiento de la Capital con las lanchas torpederas KOMSOMOL (LTK) basificándolas en Barlovento, al Oeste de la Habana.



A las 23: 00 horas del 29 salimos del puerto de la Habana en la LTK 141, íbamos a inspeccionar las unidades navales de Caza-Submarinos y LTK que cumplían misiones de exploración y vigilancia frente al litoral habanero.


De pronto, más o menos al estar de través con la boya roja de la boca del puerto, el alférez de fragata Valdés Rosado informa que ha visto como una bengala en la costa, por la zona de Miramar. Todos prestamos atención hacia esa área y segundos después se vio otra bengala.




Le ordeno al jefe de la Escuadrilla, entonces alférez de fragata Leonardo Díaz Rodríguez, poner rumbo oeste y aumentar velocidad. Presentimos todos que ocurría algo anormal.





Cuando íbamos a la altura el Hotel Habana Riviera, el EM de la MGR nos comunica por radio que había sido vista una lancha pirata por Monte Barreto, con rumbo norte, que tomáramos rumbo 350 grados, nos informan que se había dado órdenes a las demás LTK basificadas en Barlovento de salir también en la persecución del enemigo. Inmediatamente tomamos el rumbo indicado y aumentamos la velocidad. Informamos a la tripulación la misión recibida y nos aprestamos a no dejar escapar al enemigo, Íbamos prácticamente volando en las torpederas.





Había transcurrido unos 10 o 15 minutos de navegación cuando a lo lejos, por nuestra proa, vemos unas luces especiales: Las trazadoras de las piezas de artillería de las lanchas rápidas. Guiados por esos disparos nos aproximamos al combate que se libraba mar afuera, a gran velocidad. Detrás vienen las demás LTK. Previendo una confusión, el entonces alférez de navío Perera Ruiz les trasmite la orden de no meterse en el combate, dejarnos a nosotros solos combatir contra la lancha pirata.





Seguimos aproximándonos, pudiendo apreciar a dos lanchas rápidas que hacen fuego contra algo que aún no logramos preciar.





-¡Que se identifiquen con la señal del día – se ordena por el Jefe de la Escuadrilla. Y la lancha rápida de estribor lanza una bengala verde: “! Correcto!”. Sin embargo, la de babor no contesta, pero por sus luces de navegación y su silueta la reconocemos también como una de las nuestras LKT. No obstante, le cortamos la popa para colocarnos a babor de ella y así tener a ambas lanchas a nuestro estribor. Todos vamos con los dedos en el gatillo, deseosos de hacer fuego sobre el agresor. …¡Son las LTK 128 y 125 que estaban de guardia!





Como vamos a más velocidad que ellas, las pasamos, pero al hacerlo vemos que a babor de la LTK 128 navega a oscuras, y haciendo fuego con armas automáticas, una lancha rápida del tipo V-20. Al pasar nosotros, ella maniobra y cae a babor cortando nuestra estela. Nosotros caemos también a babor en su busca y una vez a distancia de tiro comenzamos la parte nuestra del combate.





El artillero Carlos Mayoral hace fuego con la pieza de artillería de la LTK 141, con un BZ combate el miembro del MININT José Benavides. Corrigiendo constantemente el rumbo, el comandante de la LTK, alférez Antonio Milián trata de impedir que los piratas escapen a nuestro fuego, les trata de cerrar el paso “hacia el norte”





Nos volvemos a cruzar con la lancha pirata, pero esta vez ella nos corta la proa, momento aprovechado por Perera, Martínez Prieto y yo para hacerle fuego con nuestras ametralladoras UZI. Otra vez la LTK 128, al mando del alférez Noel Marrero, le hace fuego. La tenemos entre la LTK 141 y la 128.





Vuelve la pirata a maniobrar para no estar entre dos fuegos, y apoyándose en su mayor maniobrabilidad nos vuelve a cortar la popa: esta otra vez a nuestra banda de babor. Temo que se nos pueda escapar y ordeno al jefe de la Escuadrilla que “pase por ojo” a la lancha pirata, la golpee con nuestra proa, le pase por arriba con nuestra LTK, pero que de ninguna forma la nave enemiga logre escapar.





El Alférez Milián, comandante de la LTK 141, comprende la situación y maniobra de forma que pueda cumplir la orden que he impartido.





La distancia entre ambas lancha se reduce poco a poco, el combate es cada vez más cerca. ¡No se nos puede volver a alejar…! El fuego es cerrado de ambas partes. Ellos, a pesar de sus buenas armas automáticas, se ven cada vez más y más perdidos.





¡Que lejos están sus amos! ¡Que solos están ante la justicia en forma de nuestras lanchas torpederas, que les reclaman rendir cuentas de sus fechorías para con nuestro pueblo trabajador! ¡Como desearían estar ellos lejos de este anillo de fuego que cada vez lo encierra más y más!





¡La lancha torpedera 141 debe haberles parecido enorme al ver nuestra proa rozar su V-20…! Todo el fuego de nuestras armas cae de lleno sobre ellos… ¡Se incendian! ¡Han sido detenidos en su carrera hacia el norte! Caen bajo el fuego de la LTK 128 que no les ha dado cuartel y cuyo artillero, Dionisio González, les hace fuego una vez más.





Uno de los piratas intenta tirarle una granada a la 128 pero el comandante de esta nave maniobra y el artefacto cae al agua delante de la roda. Ya hemos girado y, dándoles una vuelta de 360 gados, les seguimos tirado respondiendo a su fuego.





Vemos dos hombres en medio de la lancha incendiada caminando por su interior, los que se tiran al agua, convertida en un verdadero infierno por la gasolina derramada, y se agarran de la banda de babor de la pirata. Nos acercamos y nos metemos en la candela para capturar a los mercenarios que han pretendido ultrajar a nuestra patria, y traerlos a tierra para que respondan por sus fechorías.





Todavía se escuchan cientos de detonaciones por la explosión de los proyectiles que les quedaba aún por tirarnos cuando los “tocamos”. No obstante, los abordamos para izar a bordo a los piratas heridos.





Perera por nuestra misma roda, iza por ambos brazos al que está más a proa. Brinco a la popa de la lancha pirata incendiada y tomo el brazo derecho del otro sobreviviente… Es un hombre pesado. Le agarro el brazo izquierdo… y sólo agarro una masa sanguinolenta. ¡Le falta el antebrazo…! Alguien me ayuda… Miro hacia adentro de la pirata y veo entre los asientos delanteros al lado del timón a un hombre como de unos 20 ó 30 años, con un chaleco salvavidas color naranja chillón, con los ojos eternamente abiertos, quién no volverá a izar la bandera negra con las tibias cruzadas.





Salto de nuevo a la LTK y rápidamente damos máquina atrás para alejamos de este infierno de fuego y plomo. Apenas unos metros… y la lancha pirata hace una sorda explosión y se hunde, volviendo a hacerse oscura la noche. Pasamos lista a nuestras filas y vemos que la sido herido a sedal en la cara y cuello el jefe de la Escuadrilla Alférez de Fragata Leonardo Díaz Rodríguez. En la LTK 128, su jefe de Máquinas, el Sargento Leonardo Garcés es el otro herido. A pesar de tener heridos a bordo, la alegría de todos es inmensa.





No sabemos cuanto nos hemos alejado de la costa, pero sentimos sobre nosotros la presencia combativa de nuestros miembros de la Fuerza Aérea, que con sus bombas nos iluminan la noche y parece que saludan la victoria de nuestra FAR, de nuestro “pueblo uniformado”, como bien dijera el Cmdte Camilo Cienfuegos.





La LTK 128 y la 141 regresan a tierra con los prisioneros. Allí supimos que toda la operación había sido un éxito. No hubo que lamentar perdidas por nuestra parte y fueron aniquilados el 100% de los enemigos.





En la Lancha pirata habíamos capturado gravemente herido al cabecilla contrarrevolucionario Antonio Cuesta Valle “Tony Cuesta” Jefe de los Comandos L y a Eugenio Zaldivar Xiqués y habían perdido sus vidas Roberto Cintas Anta y Guillermo Álvarez.





En tierra, gracias a la acción oportuna de los jóvenes milicianos de la Escuela de Pesca “Adolfo López Mateo” radicada en el Hotel Comodoro y a la actuación de oficiales de las FAR como fueron los Capitanes Toledo, Pepe Rebellón y Manolito Carbonell, los Cmdtes Tomasevich y Dermidio Escalona, asi como el Ministro de Educación José Llanuza, que al escuchar el tiroteo en Monte Barreto espontáneamente acudieron a combatir en apoyo a los alumnos de la Pesca, a la Batería de las “cuatro bocas” y a los combatientes de Guarda fronteras, Remberto Chamizo y José Pérez, que oportunamente habían detectado la presencia enemiga y tenían inmovilizados a dos contrarrevolucionarios desembarcados por la lancha pirata.





El pistolero de la pseudo Republica Herminio Díaz García y Armando Romero Martínez, eran dos elementos, que a solicitud de la CIA el dirigente contrarrevolucionario Jorge Mas Canosa, le pidió a Antonio Cuesta infiltrar en Cuba por la zona de La Habana para realizar atentados al Cmdte en Jefe Fidel Castro. Ambos pagaron con sus vidas la agresión a nuestro pueblo en revolución.





Una vez más nuestro pueblo cumplió aquel pensamiento inmortal del Titán de Bronce, del Mayor General Antonio Maceo y Grajales: “Quién intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre si no perece en la contienda”





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Contralmirante ® José Luis Cuza Téllez de Girón.



Capitán del ER Jefe de la Compañía B “Pedro Sotto Alba”, Columna 19 “José Tey”,



Segundo Frente Oriental “Frank País”





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