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jueves, 27 de septiembre de 2012

"¡Buen trabajo, Comandante Bordón, buen trabajo.!"

"¡Buen trabajo, Comandante Bordón, buen trabajo.!"












UNA ESTRELLA ALUMBRÓ EL LOMERÍO

y la luna fue más clara

y corrió más limpia el río

cuando trepó al lomerío

la estrella del Che Guevara.







El Che llegó a la loma del Obispo el 16 de octubre de 1958. Estaba nombrado por el Comandante en Jefe Fidel Castro como máximo responsable del Movimiento 26 de Julio en Las Villas.



Venía convencido de que a la par de ir desmoronando paulatinamente las fuerzas del enemigo en el territorio, tenía que enfrentar las rivalidades intestinas de los grupos revolucionarios actuantes en el macizo montañoso y alcanzar una unidad entre las fuerzas, con lo cual cambiaría el conocido axioma de "divide y vencerás" por el de "En la unión está la fuerza."



Prácticamente a su llegada al Escambray, recibió una carta del autotitulado Comandante del Segundo Frente Jesús Carreras que abría la discordia y expresaba abiertamente las intenciones de este grupo de considerarse dueño de la mayoría del territorio del Escambray.



El Che fue hasta su campamento y le dejó una nota en la que no aceptaba su sentido injurioso y autoritario, y cuando se marchaba observó un papel colgado en la pared que decía: SE PROHIBE LA ENTRADA DE TODA PERSONA AJENA AL SEGUNDO FRENTE EN EL TERRITORIO OCUPADO POR ESTE. EN LA PRIMERA OCASIÓN SERÁN ADVERTIDOS, O EN CASO DE REINCIDENCIA EXPULSADOS O EXTERMINADOS.



El Che impartió órdenes precisas a sus mandos de estar prevenidos contra cualquier actitud traicionera por sorpresa de estos grupos e inició un periplo por la zona con rumbo a Los Algarrobos.



Cruzó antes por un destacamento al mando de Tony Santiago, Dos Arroyos, donde fue recibido por la dirección del Directorio Revolucionario 13 de Marzo.



Allí se analizaron cuestiones relacionadas con la unidad, zonas de operaciones militares conjuntas, común utilización de los recursos e instalaciones, código penal e impuesto de guerra, y la situación político-militar de las distintas tropas que operaban en la región.



De este encuentro escribió:



Al llegar a la Sierra del Escambray, escenario de heroicas luchas por la libertad de Cuba, desde este campamento general del Directorio Revolucionario, los hombres del 26 de Julio damos testimonio de nuestro agradecimiento por el recibimiento fraterno que nos hiciera esta organización combatiente y expresamos nuestra esperanza de que las largas jornadas de sacrificio por los llanos se vean coronadas por el éxito supremo de una unión integral entre todos los grupos combatientes de esta región cubana para el logro común de extinción de la dictadura.



Un tema que aún no se ha abordado en este libro, y que tiene mucha relación con el posterior encuentro del Che y Bordón, es la entrada y participación del Partido Socialista Popular en el Escambray.



Ovidio Díaz , uno de sus principales dirigentes, en diálogo personal dá una panorámica general y esclarecedora:



"Subí al Escambray por acuerdo del Partido Socialista popular (PSP) a mediados de 1958 para establecer contacto con la guerrilla."



"El Partido lo dirigía el compañero Arnaldo Milián, y yo era miembro del Buró y presidente de la Juventud Socialista."



"Hasta ese momento nuestra organización tenía la concepción de la lucha de masas, el desencadenamiento de huelgas y manifestaciones, hasta desembocar en una insurrección popular. Existía entonces cierta contradicción entre la concepción medular del Partido y la del Movimiento 26 de Julio y otras organizaciones que abogaban ya por el inicio de la lucha armada."



"Ya se habían producido en el seno del Partido algunas manifestaciones partidarias a la lucha armada, hasta ese momento consideradas como indisciplina como el caso de Yaguajay, donde había compañeros alzados, y otros como Félix Torres y su hermano, que eran miembros del Buró Provincial y tenían un frente en la loma."



"Cuando llegué al Escambray me encontré una fuerza organizada por el Directorio y otra llamada Segundo Frente, numéricamente muy superior.



No conocí que existiera ninguna fuerza propiamente del 26 de Julio, pero vi a muchos combatientes que eran del 26 formando parte de las tropas del Segundo Frente."



"Viajé hasta el estado mayor del Segundo Frente por la zona de Gavilanes hasta Nuevo Mundo, acompañado del compañero Zequeira, el cual me sirvió de práctico y se manifestó incompatible con el Directorio".



" Yo iba adquiriendo un estado de ánimo a favor del Segundo Frente"[........]"en Gavilanes volví a hacer contacto con el comandante Ernesto Guevara; paró la marcha y nos pusimos a conversar. Me pidió una valoración de toda la gente. Indagó sobre Menoyo, William Morgan y otros, hasta llegar a Bordón. Me preguntó si conocía del problema entre Bordón y Menoyo y le informé, de acuerdo con lo que me había contado Menoyo, de ese incidente."



Es obvio aclarar que las referencias que le dio Ovidio al Che sobre Bordón no fueron nada halagüeñas, partían de las informaciones y valoraciones que le había dado Menoyo, pues como explica el propio Díaz, él nunca había visto a Víctor, y desconocía de todo su bregar político y guerrillero en más de seis meses en el Escambray.



Valoraciones, por otra parte, muy importantes y estimadas por el Che, porque venían del representante del Partido Socialista Popular, las cuales -dados los sentimientos comunistas del comandante argentino- tenían un hondo significado.



Ya instalado en Los Algarrobos, el Che le manda este mensaje a Bordón:



Escambray Octubre 21/58



Comandante Víctor Bordón:



Vistas las características de la situación, debe moverse inmediatamente con el rumbo de Dos Arroyos, sin tener contacto con nadie en lo posible debe salir a toda costa. Todo lo que no pueda traer debe quedar escondido. Todo esto hay que hacerlo con la mayor rapidez. Lo saluda





Che



Cente narra la llegada del mensaje:



"A mí me tocó el privilegio en la zona sur, en casa de Nardo Lima, de guiar hasta el Naranjal, donde estaba el nuevo campamento de Bordón, al compañero Osvaldo Dorticós Torrado, quien por cierto era la primera vez que se montaba en un caballo.



"Dorticós llevaba un papelito firmado por el Che que decía: Avanza bajo cualquier circunstancia. Bordón, lleno de optimismo, reunió a la tropa de 202 hombres y partimos del Naranjal, subimos a San Blas y seguimos a chocar con el Che, que andaba por Sancti Spíritus, en Los Algarrobos. Las Pinas.



"Tengo el honor de que el comandante Víctor Bordón me designó ir a la vanguardia de esa tropa. ¿Por qué? Supongo que fue por mi carácter, por mi forma, mis relaciones con todos los rebeldes. Estaba consciente cuando asumí esa res¬ponsabilidad de que todos los compañeros me iban a seguir y partí con una ametralladora en la mano a romper lomas



Choy aporta sus vivencias sobre aquella alentadora marcha:

"Bordón puso a Cente de jefe de los 65 hombres de la vanguardia y a mí, de segundo. A Julito Martínez le asignó la tarea de quedarse en nuestra zona y no permitirle al Segundo Frente que se apropiara de nuestro territorio. Estuvimos dos días caminando prácticamente sin dormir. Ya cerca de Las Pinas se había fragmentado la columna porque era muy duro el camino."



Zobeida Rodríguez, Mimí :

"Cuando recibí la noticia de que el Che había llegado, me dije: Ahora sí esto se puso bueno. Saqué esa conclusión porque si él venía de una invasión no podía venir desarmado. Nos ordenaron que fuéramos a su encuentro en Las Pinas. Partí muy contenta para allá. Yo era una guinea caminando. Siempre iba delante de la tropa, porque como era la única mujer, si me daban deseos de orinar, me daba tiempo antes de que llegaran los demás.



"Al llegar allí sentí un dolor en mi alma cuando vi, en el secadero de café, a aquellos invasores todos ripiados, con sus partes afuera, destrozados. Entonces vi a Rogelio Acevedo, lampino y con el pelo largo, y me dije: Menos mal, viene una mujer. Pero, qué va, era un macho remacho. Allí nadie sabía que yo era una mujer, pues era muy delgada y me recogía el pelo para atrás. Esa noche me cortaron hasta la hamaca."



Hornedo divisó al Che debajo de un árbol y se lo señaló a Bordón, quien se acercó, y se dieron la mano. Víctor evoca su primera impresión:



Vi delante de mí a un hombre pálido que venía con un ataque de asma y sin un atomizador en la mano. Tanto él como sus hombres se veían destruidos por el cansancio, pero destilaban moral combativa por todos los poros. Y me dije: Este argentino está poniendo a prueba hasta su salud. Imponía respeto por encima de sus problemas físicos. Me pareció una figura legendaria y un hombre distinto. Y no me equivoqué. Lo vi como un argentino que venía a pie desde Oriente mandado por Fidel. Por eso, a primera vista me subordiné. Y a 40 años de aquella idea, la contemplo como la actitud más correcta que he tenido en mí vida.



A un aparte, llamó el Che a Bordón y dentro de un secadero de café, con la presencia de Ramiro Valdés, segundo jefe de la columna, arrancó la entrevista. El comandante guerrillero permitió a Hornedo, uno de los ayudantes de Víctor, que permaneciera en la reunión.



El Che estaba visiblemente molesto, aunque sin arrogancia y sin alzar la voz, comenzó a sondear a Bordón, o más bien, a plantearse interrogantes que se contestaba él mismo, apoyado por el mutismo del emplazado quien solo bajaba la cabeza por respuesta.



¿No viste nada a Fidel? ¿No debiste decir que no lo viste? ¿Cómo vas a firmar un pacto que subordine al 26 de Julio, la organización más poderosa, al Segundo Frente? Y un poco irritado: ¿Cómo te vas a subordinar al comemierda ese? Bordón estaba muy serio y miraba al Che sin odio en el rostro, pero con cierta pena y firmeza unida. Entonces el Che concluyó: Por los errores que has cometido y con vistas a liquidar ese pacto, tengo que rebajarte de grado, Y no dijo más.



Fue ahí cuando Bordón le contestó: Comandante, yo no vine aquí a pelear por grados, déjeme combatir a su lado como un soldado más.



En la tropa se filtró la noticia de que Bordón iba a ser rebajado de grado, lo cual no le satisfizo a nadie; sin embargo los más indignados fueron los capitanes Cente y Eladio Machín.



Cente revela:



"Cuando salió Bordón y le pregunté, este me respondió normal y escuetamente: Todo sin problema, pero por algunos errores que cometí no voy a continuar como comandante. Yo me indigné y fui hasta allá. Ramiro todavía estaba en la puerta del rancho y adentro, el Comandante Ernesto Guevara. Me dirigí a Ramiro y le pedí permiso para hablar con el Che. Entré con Yayo Machín y me le presenté:



"—Comandante, yo soy un capitán del compañero Bordón y según con lo que él me dijo, usted ha obrado de una forma en que no estoy de acuerdo. Y por tanto yo quiero entregarle mis armas y me voy; total, si en Pinar del Río hay sierra también. Entonces el Che me dijo: "—¡Ah!, vos sos bordonista.



"—No soy bordonista, yo lo que soy es fidelista. Y sigo esas ideas porque Bordón sigue esas ideas, y habla de reforma agraria y ayuda a los campesinos. Y si eso es ser malo, yo soy malo también. "—Y me ripostó: "—Vos eres entonces caudillista. "—Mire, Comandante, quisiera en primer lugar que me dijera el significado de esa palabra porque no tengo nivel cultural para eso.



"—Caudillismo es que tú nada más respondes a los intereses de Bordón.



—No, no, yo respondo a los intereses del Movimiento 26 de Julio, y como sé que Bordón es una gente buena, aun¬que casi analfabeto, no tiene más que un tercer grado, pues era vendedor de leche cuando lo conocí, yo sigo sus ideas, porque las de él son las mismas que las de Fidel. Además, no hay campesino que hable mal de Bordón.



"—Bueno, vos está bien, me dijo. Pero si te vas de aquí de la Sierra y cruzas por La Habana te van a asesinar. Y se dirigió a Yayo Machín, un guajiro de Cumanayagua, de nuestro estado mayor, y le preguntó: ¿Y vos qué dices?



Estoy de acuerdo con todo lo que dijo el capitán Cente. Entonces nos dijo: 'Luego hablamos', y se negó a recogernos las armas."



Hornedo:



"Me mandó buscar a mí y me preguntó: '¿Qué has oído vos allá afuera sobre la degradación de Bordón?' Yo y todos mis compañeros, consideramos injusta la medida que se ha tomado. Entonces en un tono irónico y jaranero me espetó: ' ¡Ah!, entonces vos eres caudillista también. '



Al atardecer el Che se reunió con la tropa, sacó un sobre del bolsillo y expresó: 'Aquí traigo la ratificación de Bordón como comandante, firmado por Fidel, pero como soy el jefe militar de Las Villas y por algunos errores que él cometió, lo degrado a capitán'. Y a los demás oficiales les mantuvo su graduación.



Es importante consignar que el Che fue informado de que Bordón se había comprometido con Menoyo en abandonar las lomas del Escambray, lo cual es totalmente incierto e ilógico para una personalidad como la de él, quien contra viento V marea se mantuvo peleando en el llano de Quemado de Güines y otras áreas cercanas, sin abandonar su posición de guerrillero.



Estas declaraciones de Hornedo son más que convincentes:



"Una vez le dije: 'Víctor, aquí existen fuerzas de la Triple A del Directorio y esta que responde a Menoyo, que está cometiendo hechos vandálicos y como estamos juntos, al concluir la guerra la historia nos va a juzgar por igual y después va a costar trabajo esclarecerlos. Yo le sugiero a usted abandonar el Escambray y hacer un frente en otro lugar.



"Y él me contestó: "Hornedo, yo no puedo abandonar el Escambray, a estos campesinos en la región donde yo opero, el ejército les ha quemado las casas, han sido objeto de agresiones por parte de la gente de Menoyo, y si yo no me mantengo aquí, con la gente mía, van a sufrir mucho, inclusive por apoyarme a mí. Yo no puedo darles la espalda."



En aquella primera reunión entre los invasores y la tropa de Bordón, salpicada por un ataque de la aviación enemiga, el Che realizó una depuración sicológica de la tuerza allí presente y realzó su astucia guerrillera. "Saludo, dijo, a los combatientes del 26 de Julio y desde ahora en adelante comenzamos a operar juntos. ¿Ustedes ven ese bombardeo? Ese es el desayuno, el almuerzo y la comida de la Sierra Maestra, y será así aquí en adelante, pues hay que extremar el ataque al enemigo, no darle tregua, sin reposo. Si alguno quiere abandonar la lucha puede hacerlo." Varios se marcharon, pero la mayoría permaneció firme a su lado.



Culminado el encuentro se le acercó a Bordón y le dijo: "Hazle una carta a Fidel explicándole todo lo ocurrido, que te degradé y por qué lo hice. Necesito que lo redactes rápido porque va salir un correo para la Sierra Maestra y hay que mandar ese documento". Él, por su parte, también ya le había escrito un mensaje al Comandante en Jefe, y en uno de sus párrafos le expresó:



Víctor Bordón acaba de llegar con toda su tropa; me da la impresión de ser un individuo noble pero simple políticamente, que fue enredado por las argucias de gente experimentada en la politiquería.



Y el 3 de noviembre, también desde la Sierra del Escambray, le escribe a Fidel:



"... Bordón fue quitado como Comandante y puesto de capitán, medida no lo saludable que podía haber sido, nías contemporizadora, hecha por consejo de Ramiro... "



A la luz de un candil, con el trazado de un lápiz de campaña, auxiliado por su ayudante Hornedo Rodríguez, Bordón le dio vida a este documento —se respeta la ortografía, como en todos sus escritos— que hoy rescatamos del Archivo del Consejo de Estado:



Sierra E. 24 de oc/58



Comandante en Jefe del Movimiento 26 de Julio.

Estimado compañero:



El objeto del presente escrito es para comunicarle que al llegar el comandante Ernesto Guevara, a la Sierra del Escambray, se encontró con un problema existente en contra de mi actuación como comandante del 26 de Julio que era aquí, lo cual dio origen a mi degradación.



El problema es el que a continuación expongo;



Hay cuestión de 4 meses yo firmé un pacto donde las tropas del 26 de Julio, a partir del pacto iban a formar parte del Segundo Frente. Quiero esclareserle que ese pacto lo firmé yo porque tanto mi gente como la retaguardia provincial abogamos por la unidad absoluta.



Le afirmo que desconocía la trascendencia que esto podía tener ya que de lo contrario no hubiera firmado tal documento.



Otras de las cosas que dan motivo a mi destitución es la siguiente, yo emprendí un viaje para verlo a usted, pero debido a muchos obstáculos que se me pusieron no pude verlo, al ¡legar yo le dijera mis tropas que en realidad lo había visto, siendo incierto.



No obstante de estos errores que en realidad ahora comprendo que significan mucho para nuestra causa y a pesar de mi destitución, quiero reiterar una vez más que tanto yo como mi gente siempre estaremos aliado de nuestro glorioso movimiento



Víctor Bordón Machado



Bordón le entregó el documento al Che para que lo leyera, y este comprobó cuánta sinceridad, desinterés personal y sentido autocrítico había en él mismo. Estaba escrito por un hombre de escaso nivel cultural y político, mas con un cora¬zón henchido de amor a la patria, de convicción en sus idea¬les, y sobre todo de una fidelidad sin límite a las ideas de Fidel.



E1 Che era un hombre distinto a todos los que había conocido antes. Tenía el dejo argentino, pero me habló de una manera en que nadie me había hablado. Ahí com¬prendí la lucidez de Fidel de que a pesar de que era ex¬tranjero, lo había graduado como el primer comandante en la Sierra Maestra. A las pocas horas de haber tomado la medida me comenzó a tratar como si nada hubiera pa¬sado, incluso hizo algunos chistes conmigo.



Ramiro, por su parte, se sentó a mi lado y me dio mucho aliento. Me explicó cómo era el Che, que los errores se saldaban en la lucha constante y en la demostración diaria de lo que uno era. Yo empecé a querer y admirar a Ramiro desde aquel instante y hoy lo tengo más que como un ami¬go y un jefe, como un hermano.



Me reuní con los oficiales de mi tropa y les expliqué que aquel hombre venía mandado por Fidel y había que acatar sus órdenes como las del Comandante en Jefe Fidel Castro. Les expresé también que la visión que tenía de él era la de un hombre muy honrado y justo y que me pare¬cía que la información que tenía de nosotros no era la me¬jor. Todos coincidieron que debíamos echar pa'lante.



Con él, al segundo día, vamos al ataque del cuartel de Güinía de Miranda y me nombró al frente de un pelotón con compañeros míos e invasores. Yo le dije a toda mi gente: "Hay que demostrar lo que nosotros somos, gente sin miedo y listos a darlo todo por la patria."



Oscar Fernández Mell , médico invasor:



"A mí me dio muy buena impresión Bordón, pues lo vi como un tipo ágil. Su actitud cuando lo degradaron a capitán fue muy sincera y sencilla. Lo aceptó normalmente y en vez de derrotismo ante su tropa exhibió entusiasmo. Planteó que se lo volvería a ganar y el tiempo le dio la razón. Tuvo una actitud en todo momento muy honesta. Mostró muchas virtudes durante la guerra y no dejó nunca de cumplir una misión que le diera el Che."



' Luis Alfonso Zayas , invasor:



Bordón tuvo una posición buena y muy revolucionaria. Los invasores estuvimos muy contentos con su actitud. "Nadie de la columna tenía interés personal, ni egoísmo, ni aspiración a grado, y cuando vimos cómo él actuó, nos dijimos: Coño, este es uno de nosotros.



"Demostró sus ideales revolucionarios y su valentía antes de que nosotros llegáramos al Escambray, estando allí y después. Un compañero desprendido de toda vanidad e interés personal. Se entregó a la lucha sin aspirar a cargo y pues¬to. Lo demostró durante la guerra y después de la guerra.



"En una ocasión le puse una emboscada en Limones Cantero al ejército y le hicimos diez bajas, cuatro heridos y le cogimos buenos fusiles. Puse todas las armas en el terraplén y le mandé avisar al Che. Cuando llegó le pregunté orgulloso: ¿Qué crees? Y me dijo: Nada más que has cumplido con tu deber y esas armas se las voy a dar a Bordón y su gente, que tienen un armamento malo. Los voy a reforzar para que vayan a atacar el aeropuerto de Fomento."



El aeródromo estaba a la vera del central Santa Isabel, en Fomento. El Che tuvo la idea de capturar una avioneta que aterrizaba allí y traerla para el campamento. Se contaba para ello con un piloto dentro de la tropa rebelde.



Víctor Bordón y el capitán invasor Manuel Hernández Osorio, un folklórico y carismático guajiro, fueron los designados para cumplir tan riesgosa misión, acompañados por 50 hombres decididos a alcanzar el objetivo.



Durante la noche realizaron la marcha y ya en la madrugada se apostaron en un cañaveral, silenciosamente, frente a la pista de aterrizaje. Allí permanecieron hasta las diez de la mañana observando cómo más de 20 casquitos hacían cuentos sin percatarse de nada. A esa hora, uno de los guardias decide ir al cañaveral a realizar una necesidad fisiológica y tan pronto penetró, un rebelde apodado Holguin abrió fuego y se inició el ataque relámpago.



Allí cayeron los compañeros Ramón Ponciano y Pineda, y herido Manuel Pérez. Por la parte enemiga: cuatro muertos, dos heridos y cuatro prisioneros, y uno logró escapar. Se ocu¬paron nueve fusiles Springñeld, una carabina San Cristóbal y un revólver 45. Fue un golpe victorioso que llenó de júbilo al grupo actuante.



Sin embargo, el Che había recibido la noticia de que la tropa de Bordón había sido cercada,.y en una muestra de compañerismo sin par, montó a un caballo y partió solitario al galope a rescatar a sus hombres.



Al llegar allí observó aquel panorama de júbilo y triunfo, y con un arranque de emoción pocas veces visto, abrazó a Bordón y le dijo: ¡Buen trabajo, Comandante, buen trabajo!



Era el 19 de noviembre de 1958. A solo un mes de unidad y de combate en el Escambray, el Che le restituía los grados de comandante al guajiro-estibador Víctor Bordón.



"Sentí la mayor emoción de mi vida, no porque me devolvieran mis grados, sino porque era reconocido por un hombre tan grande como el Che. Nos miramos y sin pronunciar palabras nos dijimos miles de cosas uno y el otro. Después comenzamos a hablar de los saldos positivos de la acción y de los futuros combates que se avecinaban. "



Víctor Bordón era un hombre feliz; su gente se había multiplicado.



Observó desde una colina boscosa la silueta de la planicie esperanzada, mientras la voz del Che le resonaba con pureza en el oído:



"¡Buen trabajo, Comandante, buen trabajo.!"









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Tomado del Libro:Victor Bordón. El nombre de mis ideas.

José Antonio Fulgueiras. Editorial Deportes 2002

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GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN VILLA CLARA (ACRC)

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