VILLACLARA
PATRIOTA DE LAS GUERRAS DE 1868 Y 1895
La dignidad mambisa de Máximo Gómez
Los americanos están cobrando demasiado caro, con la ocupación militar del país, su espontánea intervención en la guerra que con España hemos sostenido por la libertad y la independencia
La actitud del gobierno americano con el heroico pueblo cubano, en estos momentos históricos, no revela a mi juicio más que un gran negocio, aparte de los peligros que para el país envuelve la situación que mortifica el espíritu público y hace más difícil la organización en todas las ramas...
Nada más racional y justo, que el dueño de una casa sea el mismo que la va a vivir con su familia, el que la amueble y adorne a su satisfacción y gusto, y no que se vea obligado a seguir, contra su voluntad y gusto, las imposiciones del vecino.
Los americanos han amargado con su tutela impuesta por la fuerza, la alegría de los cubanos vencedores... Estas palabras aparecen en el Diario de Campaña del viejo combatiente, dos veces ve¬terano de las guerras independentistas de Cuba el General Máximo Gómez.
El, como otros muchos patriotas cubanos, se quedó en el lugar donde había disparado el último tiro, expectante al movimiento de ocupación militar norteamericana que se iniciaba en Cuba oficialmente aquel enero de 1899.
Antes, ya el viejo mambí había expresado desde su campamento, en carta abierta al pueblo de Cuba y al Ejército Libertador, el propósito de mantenerse en situación de espera y en el punto que crea más conveniente, dispuesto siempre a ayudar a los cubanos... El viejo Máximo Gómez, héroe de mil batallas, guerrero sin tacha que había guiado en la manigua las huestes redentoras del Ejército Libertador, seguía en su puesto de combate, tanto en la paz como en la guerra.
Tal vez en su retiro, allá en el campamento de La Reforma, donde había disparado el último tiro, el viejo mambí recordaría a su más entrañable amigo y compañero de batalla: Antonio Maceo. Y fortalecido en el recuerdo mismo del "Titán de Bronce", con quien había compartido un gran trecho de la histórica Invasión, esperaba Gómez por el momento de empuñar el arma frente al nuevo enemigo. Sin embargo, la división de las fuerzas patrióticas, la carencia de un programa que permitiera superar los objetivos trazados en 1895, la falta de jefes con una decisión clara, la supeditación de algunos líderes militares cubanos al poder extranjero, ía alianza entre los colonialistas españoles y los nuevos colonialistas, las circunstancias históricas, en suma, que impedían el desarrollo de formas más profundas de acción libertadora impidieron que la lucha continuara.
Pasarían más de cincuenta años para que un nuevo ejército, tan valioso como el que comandó Máximo Gómez, devolviera a la Patria el objetivo político que de 1899 a 1902 necesitaron los viejos patriotas para proseguir el camino.
GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN SANTA CLARA (ACRC)
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