Sobre las actividades del grupo de Joaquín en la Guerrilla Boliviana
Reproducimos algunos párrafos de la reconstrucción de las principales incidencias de este período, que aparecen en el artículo publicado por Granma el 29 de agosto de 1969.
El 17 de abril de 1967, en un lugar del sudeste boliviano conocido por Bella Vista, junto al río Ikira, se separaron en dos grupos los combatientes de la guerrilla.
La vanguardia y el centro, encabezados por el comandante ERNESTO GUEVARA, iniciaron la marcha rumbo a Muyupampa: la retaguardia, con 13 guerrilleros, entre ellos cinco combatientes del centro —cuatro enfermos y un médico—, a más de 4 expulsados, debía permanecer en la zona, bajo el mando del Cdte. JOAQUÍN.
Acontecimientos posteriores impidieron que se restableciera el contacto entre ambos grupos. De esta forma, la retaguardia vivió una existencia independiente durante más de 4 meses, hasta que la delación de un traidor la arrojó bajo el fuego enemigo en la emboscada del Vado del Yeso.
A las 22.00 horas del día 17, parte el CHE. Comenzó una nueva etapa en la vida de la retaguardia.
Se ha podido precisar que el grupo de JOAQUÍN permanece, casi sin moverse del lugar en que se separara del CHE, por espacio de varios días, estableciendo campamentos en las inmediaciones y obteniendo algunos víveres en casas de campesinos cercanos. Las fuerzas del régimen aparecen pronto en la zona, iniciando una intensa actividad en el caserío y forzando a la guerrilla a emprender la marcha, alejándose de este sitio.
Durante más de 10 días, helicópteros del ejército efectúan movimientos en la zona. Comienza el rastreo. Campesinos o soldados vestidos de campesinos revisan en busca de huellas a lo largo del cauce. Detrás de ellos llegan 4 aviones, los que durante 4 días consecutivos bombardean la región donde se supone estén los guerrilleros. Luego del bombardeo vuelven los rastreadores. El acoso constante motiva un nuevo cambio de campamento.
La guerrilla continúa sus recorridos de exploración en busca del CHE y de vigilancia frente a los movimientos del enemigo. PEPE, uno de los expulsados de la "resaca", deserta entregándose al ejército.
Aproximadamente a mediados del mes de mayo un grupo de guerrilleros cae en una emboscada del ejército cuando se dirigía en busca de comida. En ella mueren los compañeros MARCOS y VÍCTOR.
La siguiente baja se produce unos dos meses más tarde, más o menos a mediados de julio. Se produce un encuentro en que pierde la vida heroicamente el guerrillero SERAPIO, de nacionalidad boliviana.
La retaguardia, mandada por JOAQUÍN, logra pasar el cerco tendido por las tropas, fracasando así la llamada Operación "Cynthia".
Es por estos días de su cruce por Taperillas y el Iñau que sostienen un choque con el ejército. No hay bajas. Sin embargo, al reagruparse los combatientes, comprueban que dos de la "resaca", EUSEBIO y CHINGÓLO, han aprovechado la confusión para desertar.
Días después, el 12 de agosto, el diario oficialista "Presencia" informa que "gracias a dos guerrilleros que fueron capturados" han sido ocupados dos depósitos de armas, municiones y equipos en la región de Ñancahuazú. Los traidores han conducido de la mano al ejército hasta los campamentos "del oso" y del "arroyo de las piedras". Esta delación fue un golpe muy serio para el núcleo inicial del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia.
Según "Presencia", el día 9 de agosto se produce un encuentro. Un balazo alcanza al guerrillero PEDRO, quien subía muy pesadamente con su carga y una ametralladora Browning calibre 30. Cae muerto. Días más tarde la prensa boliviana lo identifica como ANTONIO FERNÁNDEZ, natural de Tarata, Bolivia, de 26 años.
El guerrillero ANTONIO FERNÁNDEZ, un querido dirigente de la Juventud Comunista de Bolivia, supo mantenerse firmemente al lado de la causa revolucionaria, enfrentando las maniobras conciliadoras y entreguistas de Monje. Su gloriosa muerte será siempre bandera de lucha para los que en su patria estén dispuestos, como él, a combatir y a realizar la obra de la Liberación.
Los partes del ejército ubican el grupo a unos 15 kilómetros del camino que une a Monteagudo y Muyupampa.
De su largo recorrido de varios días rumbo a la zona del río Grande se sabe muy poco. Es presumible que siguieran por el Ñancahuazú, aguas abajo, hasta llegar al río Grande. No tienen absolutamente nada que comer. La mayoría andan casi descalzos o con los zapatos sujetos por cordeles y trapos. Es posible que este grado de agotamiento y privaciones extremos hayan agudizado, en esta marcha hacia el río Grande, los síntomas de relajamiento en las precauciones de seguridad, que ya se habían manifestado anteriormente.
Pero hay, por encima de todo, que hacer un gran esfuerzo para alcanzar a concebir el increíble cúmulo de dificultades que debieron enfrentar y vencer estos hombres. Cualquier juicio o análisis que se pretenda hacer en el orden táctico, tiene que partir de esta medida realmente sobrehumana.
Por fin, en los últimos días de agosto, la retaguardia sale al río Grande. Orillándolo, al cabo de una jornada, llegan cerca de la casa de un campesino. Se llama Honorato Rojas y se dice que es amigo.
Ahora es preciso hacer un paréntesis y remitirse al primer recorrido del Cdte. ERNESTO GUEVARA, en los meses de febrero y marzo, en que pasara por ese mismo lugar. "El campesino —apunta entonces el CHE— está dentro del tipo; incapaz de ayudarnos, pero incapaz de prever los peligros que acarrea y por ello potencialmente peligroso.
Y al final señala: "El campesino se llama Rojas". ¡No hay dudas que el CHE logra calar al individuo de una sola ojeada!
En esta ocasión, al llegar la retaguardia, mandada por JOAQUÍN, a las inmediaciones del lugar, son enviados dos hombres para que se dirijan a casa del campesino. Éstos no pueden llegar porque se producen unos disparos en los alrededores.
Aún así, es enviada una segunda comisión. Ésta logra entrevistarse y recibe de Rojas el ofrecimiento de colaborar en todo lo que pueda. A la noche, JOAQUÍN" y otros combatientes visitan la casa, dejan dinero para la compra de víveres y obtienen nuevas propuestas de ayuda por parte del campesino. Ya en estos momentos el delator Honorato Rojas ha puesto en manos del ejército la información sobre la presencia, en los alrededores de su casa, del grupo de combatientes revolucionarios.
Así, en la oscuridad de esa misma noche, una compañía del Regimiento Manchego 12 de infantería se pone en camino rumbo al Masicuri Bajo. Al amanecer, su jefe, Mario Vargas, llega a un acuerdo con Honorato Rojas. Éste se compromete a conducir al grupo guerrillero hasta el Vado del Yeso, donde el río Grande se encajona turbulento y peligroso. Del otro lado esperarían agazapados los matadores. El miserable delator, Honorato Rojas, que arrojara los nueve guerrilleros a una carnicería segura, fue ejemplarmente ajusticiado, por combatientes del ELN de Bolivia. Guiados por Rojas caminaron hasta las márgenes del río siguiendo luego hacia arriba. Se despidió dando la mano a los que estaban cerca de él y también a JOAQUÍN. Luego se alejó a paso rápido.
En la otra margen del vado, estaba tendida la emboscada del ejército.
El grupo se dispuso a efectuar el cruce del río sin tomar ninguna medida de precaución en cuanto al orden de la marcha ni a la exploración de los puntos que dominaban el vado. BRAULIO, que marchaba a la cabeza, machete en mano, entró el primero al agua. Al mismo tiempo se corrió la voz de que había que pasar en fila india y lo más rápido posible. BRAULIO llegó a alcanzar la otra orilla. Hacía señas de avanzar a los demás con el machete en alto, cuando se desató el fuego.
En ese momento todos los combatientes habían entrado al agua. Los que no cayeron a las primeras descargas se dejaron llevar por la corriente o zambulleron.
JOAQUÍN logró regresar a la orilla pero ahí pereció acribillado. BRAULIO alcanzó a fulminar con su Browning a un soldado enemigo que se puso de pie en un flanco. Fue la única baja del ejército. A lo largo de 600 metros los soldados corrieron por la orilla del río gritando mientras disparaban contra cualquier bulto que se movía en la corriente.
El cadáver de TANIA siguió río abajo y sólo pudo ser recuperado días después.
El único sobreviviente de este grupo lo fue PACO, uno de los de la "resaca".
Vado del Yeso fue un duro revés para la guerrilla boliviana. La causa de la revolución en ese país perdió allí luchadores esforzados y capaces, como ALEJANDRO, como BRAULIO, hombres de invariable decisión de combate, como MOISÉS GUEVARA, dirigente minero boliviano; figuras como TANIA, combatiente internacionalista cuyos ideales de liberación no conocían fronteras; guerrilleros como ERNESTO, WALTER, POLO y EL NEGRO, fieles hasta la muerte a su convicción revolucionaria.
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