Crescencio Pérez, Campesino luchador pilonero. Fue combatiente del Ejército Rebelde y por sus méritos y valentía llegó al ascenso de Comandante de la Revolución Cubana. Fundó células del Movimiento 26 de Julio y colaboró ayudando a los expedicionarios del Granma.
Nació el 19 de abril de 1895 en Purial de Vicana, Media Luna. Hijo de Ignacio Pérez y Emilia Montano.
Criado dentro de una familia campesina siempre con el deseo de luchar por la independencia.
En la década del veinte se encuentra con Fe Zamora como esposa y compañera, donde ya radicaba en la zona de la Manteca.
Allí tenían su vivienda construida humildemente con guano y tabla, tenía además piso de tierra.
A pesar de sus posibilidades se manifestaba como un campesino normal. Tenía finca pues era productor de caña y tabaco.
Trayectoria revolucionaria
Dedicó su vida a la lucha obrera y campesina; le explicaba a los jóvenes que era necesario realizar una revolución que hiciera desaparecer el aparato político–militar.
Así manifestaba esta lucha cuando en la década del cuarenta hacen llegar un documento al Central "Cape Cruz" haciendo saber las posibilidades que tenía la compra de caña a otros productores para pagarles a un mejor precio a la compañía, lo que demuestra que no explotaba a los demás, que estaba a favor de los obreros quienes recibían un salario muy pobre.
Continúa inculcando el amor hacia la Revolución a los demás que lo rodeaban, haciéndoles saber que había que estar listo para que en el momento que esa revolución se produjera, empuñar las armas e irse a pelear.
Así, cuando Celia Sánchez Manduley, a quien ya conocía mucho porque era amigo de su padre Manuel Sánchez Silveira, le habló para que ingresara al Movimiento 26 de Julio, aceptó de inmediato, por lo que se convierte en uno de los primeros en integrar este movimiento, arrastrando con él a sus hijos y demás familiares.
Creó la célula del M-26-7 de Sevilla Arriba, Ojo de Agua de Jerez y La Manteca. Fue uno de los hombres escogidos por la heroína Celia Sánchez Manduley para que sirviera de apoyo a los expedicionarios del Granma, con los que cooperaría en la reorganización del grupo rebelde en Purial de Vicana para reunirse con Fidel en las primeras horas de la mañana del 19 de diciembre de 1956.
Era Crescencio una figura ya casi legendaria en la zona en esa época. Viejo luchador contra la guardia rural desde la época de Machado.
Crescencio había estado alzado en el monte un sin número de veces y sólo en una ocasión las fuerzas represivas habían logrado capturarlo
Su fuga espectacular de la cárcel había contribuido en buena medida a su leyenda.
Con la ayuda de muchos parientes y no menos numerosos compadres en la zona, pudo mantenerse viviendo en su casa de Ojo de Agua de Jerez, en el camino entre Media Luna y Pilón, de hecho al margen de la ley.
Respetados por muchos y temidos por otros, casi todos los campesinos de esa parte de la montaña lo conocían y lo amparaban, además de ser su compadre por haber bautizado a sus hijos.
Nadie mejor que él podía obtener el compromiso de colaboración de muchos de los vecinos de la zona en la atención al grupo expedicionario.
En los primeros meses de 1956, Celia hace contacto con Crescencio a través de Juan León, pariente del patriarca campesino. En Pilón tiene lugar la primera entrevista personal, de la que Celia sale ya con la garantía en todo lo que esté a su alcance.
Por intermedio de las gestiones de Crescencio, Celia pudo ampliar considerablemente la red de colaboradores campesinos en zonas cruciales como Belic, Ojo de Agua, Alegría de Pío, Río Nuevo, Santa María, Guaimaral, Cubabo, El Mamey, Palmarito, Sevilla, Las Cajas y otros puntos en la ruta general que tendrían que seguir los expedicionarios en su lucha hacia las zonas más intrincadas de la sierra.
A mediados de 1956, Crescencio e Ignacio realizan un extenso recorrido por la montaña que lo llevan hasta Río "Palma Mocha", cerca del Turquino. Entre otros lugares, pasan por Purial de Vicana, El Cilantro, El Ají, Caridad de Mota, La Habanita, El Lomón, Caracas, El Coco, El Jigue y La Plata, siguiendo una ruta muy próxima a la que emprendería la columna guerrillera en las primeras semanas de la guerra y dejan establecidos contactos que luego serían de gran utilidad.
El viejo campesino por su valentía, principios revolucionarios y sus méritos, llega a ser nombrado comandante de la Revolución Cubana. Muere con todos sus honores correspondientes el 15 de octubre de 1986, donde sus restos descansan en Jiguaní.
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Fuente: EcuRed
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GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN VILLA CLARA (ACRC)
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