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jueves, 29 de marzo de 2012

Jesús Suárez Gayol

VILLACLARA
HÉROES ETERNOS DE LA PATRIA
Combatientes caídos en Bolivia





Jesús Suárez Gayol
Félix o el Rubio
Cubano (1936-1967)



Nació en la ciudad de La Habana, aunque fue inscripto en el registro civil de Victoria de las Tunas, el 24 de mayo de 1936. Combatiente del Ejército Rebelde. Se integró a la guerrilla del Che el 19 de diciembre y fue designado al grupo de la retaguardia. Cayó en el combate ocurrido en la confluencia del río Oripiti y el río Ñacahuasú, el 10 de abril de 1967.

A poco más de un año de constituirse el Ministerio del Azúcar, creado en 1964, se realizó una investigación junto con la Escuela de Psicología de la Universidad de La Habana, cuyo objetivo era diagnosticar el estado de la moral de trabajo. Dentro de los parámetros a evaluar se contemplaba el grado de ascendencia, prestigio, reconocimiento y popularidad de los dirigentes del organismo de cara a sus trabajadores, y al computar los resultados el dirigente que alcanzó la más alta puntuación favorable fue el viceministro de Producción, Jesús Suárez Gayol.

Al recordar este hecho, el entonces titular del ramo, Orlando Borrego, aportó sobre el desempeño de Gayol detalles que avalan la justeza de la calificación: “A pocos meses de su nombramiento en el Ministerio conocía todas las instalaciones azucareras y a miles de sus trabajadores por su nombre y su apellido. Su capacidad excepcional para cultivar las relaciones humanas dejaba su sello imborrable en cada uno de los trabajadores con quienes se comunicaba, influyendo de igual forma en los demás funcionarios del Ministerio, ya fueran pertenecientes a su área de trabajo o de cualquier otro lugar del organismo”.

Fue al propio Borrego a quien le correspondió comunicarle que había sido seleccionado por el Che para integrar el grupo de cubanos que lo acompañaría en la guerrilla de Bolivia. “Su reacción fue la de un niño a quien se le premia con el más preciado juguete, daba saltos de alegría y me abrazaba lleno de júbilo”, relató Borrego.

Recuerdos de Camagüey
Tres de sus coterráneos y compañeros de ideales, Noel Sánchez Ávila, Antonio Massiá Fernández y Manuel Lefrán Christ, rememoran las primeras luchas de Gayol en Camagüey. Había venido de Manatí, en la actual provincia de Las Tunas, a estudiar en las Escuelas Pías, y a la muerte del padre, su mamá decidió reunirse con el hijo, y abrió una casa de huéspedes en la céntrica calle de República, en el número 69.

Aquella valerosa mujer, a quien Gayol llamaba su Mariana Grajales gallega, le inculcó sólidos valores morales, subraya Massiá, quien destaca también la influencia en la formación del joven, de Álvaro Morell Charles, su condiscípulo en el Instituto de Segunda Enseñanza.

“Gayol era como yo —agrega— amante del deporte, de gran fortaleza física. En la Asociación de Estudiantes del Instituto, a la que entró como secretario de propaganda, fue un fenómeno de popularidad. Fue electo para presidente por unanimidad.

“Impresionaba por su valentía —señala Lefrán—. En el entierro simbólico de Rubén Batista, primer mártir de la dictadura, realizado en la escalinata del Instituto, se enfrentó a piñazos con la policía. Por entonces yo era el presidente del alumnado de la Escuela de Comercio y él, junto con Cándido González —futuro expedicionario del Granma— que había sido expulsado de esta institución, colaboraba con nuestras luchas.

“Precisamente una de las características de Gayol era su tremendo sentido de la unidad —apunta Massiá.

Fue el impulsor de la Federación de Alumnos Secundarios de Camagüey, que aglutinó al alumnado de Morón y Ciego de Ávila. También vinculó a los estudiantes con las luchas de los trabajadores.

Cuando la FEU estaba dando pasos en favor de la unidad con los estudiantes de la Segunda Enseñanza, viajó a la capital y le causó a Echeverría una grata impresión, convertida después en una gran amistad”.

Noel se auxilia de fotos para hilvanar sus recuerdos. Junto a la imagen de Martí, en la plaza del mismo nombre, Gayol, que se había subido sobre sus hombros para sobresalir en la multitud, lanza una encendida arenga a los reunidos. Otra de las instantáneas capta al combativo líder estudiantil, golpeado por los esbirros del régimen, cuando se levantaba del suelo con la ayuda de sus compañeros.

Una tercera recoge el emotivo acto celebrado el 27 de noviembre de 1955 en la Asociación de Estudiantes del Instituto donde se develó un cuadro de Abel Santamaría traído por Armando Hart. Ya se había constituido el Movimiento 26 de Julio en Camagüey y Gayol se convirtió en una de sus figuras más destacadas.

Combatiente clandestino y del Ejército Rebelde
En una entrevista que le realizaron años después, él mismo reveló que tuvo preparado el pasaporte para reunirse con Fidel en México e integrar el grupo que se preparaba para venir a Cuba, pero el Movimiento le orientó incorporarse a la dirección nacional de las brigadas juveniles, junto a Gerardo Abreu (Fontán), cuyo lugar ocupó después de su asesinato.

Noel volvió a coincidir con Gayol en México, donde ambos recibieron entrenamiento militar. El joven retornó a la patria en una expedición que arribó por La Coloma, Pinar del Río. Tras permanecer un tiempo alzado, el Movimiento le encomendó asumir la jefatura de acción en el territorio pinareño.

En el sabotaje a una emisora de radio local sufrió en las piernas quemaduras que lo obligaron a someterse a tratamiento médico, pero el acoso de los cuerpos represivos del régimen aconsejó su traslado a Las Villas, donde se incorporó a la Columna No. 8 del Che, quien lo designó inicialmente instructor de armamentos en el campamento de reclutas del Pedrero.

Una vez recuperado, combatió en Fomento, Cabaiguán, Jatibonico y Placetas, y cuando el Che le dio la misión de tomar el cuartel de Ciego de Ávila, le informó de su ascenso con una sencilla frase de despedida: “Suerte,... Capitán”.

El primer cubano caído en Bolivia
El arribo de Gayol al campamento de Ñancahuasú se produjo el mismo día en que su único hijo cumplía cuatro años.

Su caída, el 10 de abril de 1967, le impidió, como le anticipó a su pequeño en una emotiva carta de despedida, estar a su lado en su proceso de formación y proporcionarle las pequeñas alegrías que la generalidad de los padres ofrecen comúnmente a sus hijos.

No obstante le legó, además del ejemplo de su existencia consagrada a su país, consejos de gran valor para cualquier joven revolucionario: “Quiero que rechaces siempre lo fácil y lo cómodo. Todo lo que enaltece y honra implica sacrificios (...) que siempre veas el bienestar común como único medio de obtener el bienestar propio (...) Mantente siempre vigilante y defiende tu Revolución con celo y con fiereza. Ha costado mucha sangre y representa mucho para los pueblos del mundo. (...) Prefiere siempre la verdad por dura que esta sea (...) Rechaza siempre la lisonja y la adulonería. Sé siempre el más severo crítico de ti mismo”.

Y para concluir le recomendaba la lectura de los versos del Apóstol Yugo y Estrella: “medítalos y recuerda que quiero que, ante las alternativas que la vida te ofrezca, tú siempre escojas la estrella que ilumina y mata”. Ese había sido su camino.



Jesús Suárez Gayol (Félix o Rubio). Cubano. Fue el primer guerrillero caído en combate y el único cubano cuyos restos aún no han sido hallados.


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Tomado de Alina Martínez Tray en "Trabajadores"




GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN SANTA CLARA (ACRC)
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