Artilleros: ¡De pie!
14 abril de 2012
Nelson Montiel lee la convocatoria a la conmemoración de la Crisis de Octubre y la fundación del Grupo de Artillería de la Universidad Central
Cuando Nelson Montiel, quien fuera nuestro Jefe del Grupo de Morteros 120mmm. del Ejército del Centro, fundado en Octubre de 1962 en la Universidad Central Martha Abreu de las Villas, hizo los primeros intentos por empezar su discurso ante el micrófono, los aplausos y chistes fraternales no dejaban oír sus palabras.
Pero de súbito, su voz siempre recordada atronó en aquel salón con una sola orden: “¡Artilleros, de pie!”. Como un solo hombre, cual resortes, todos saltamos, cayendo en posición de firmes… como hace cincuenta años.
Mientras adoptaba la posición, sentí un nudo en la garganta. Volvía a mi mente aquel octubre glorioso, cuando bien temprano en cada mañana, nuestro jefe, ahora encanecido, ordenaba al Grupo de Artillería ¡Atención!, daba media vuelta y con marcialidad hacía el saludo militar. Entonces, comenzaba a subir y ondear la bandera de la estrella solitaria, y nos hacía olvidar el peligro y la imagen del hongo nuclear. Allí reinaba el mismo silencio que hoy, por un instante, solo por un instante, se enseñoreó en la sala de actos de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), en La Habana.
Nos habíamos reunido este sábado aquellos mismos soldados del Grupo de Morteros fundado en la Universidad de las Villas, que lo mismo en las formaciones, en los ejercicios de infantería y artillería, a sol o sereno, junto al mortero o en el comedor, siempre estuvimos orgullosos de nuestra gallardía, de nuestra disciplina, nos satisfacía hacer ostentación de ellas. Y ahora, era igual el orgullo.
Nos convocaba el Grupo de Historia de Villa Clara, de la ACRC, para el sábado 14 de abril, a las 10 de la mañana en el local de institución, en Monserrate entre Tte. Rey y Muralla.
En el piso alto la sala de actos estaba repleta de personas. El primer golpe de vista me mostró muchas caras del lunetario -envejecidas unas, otras enmarcadas por blancos cabellos, casi sin cambiar las menos-, de los compañeros con quienes compartí importantes momentos de mi vida, y entre ellos, quizá uno de los más dramáticos, la Crisis de Octubre de 1962. Cada quien que me reconoció me hizo, en silencio, una seña, un gesto de saludo, de alegría. Igual le respondí.
Después reparé en la mesa presidencial. Allí estaban, entre otros, el coronel ® Víctor Dreke, vicepresidente de la ACRC, y los generales, de brigada, ® Armando Choy, y de división, Guillermo Rodríguez del Pozo.
Calculo que éramos más de doscientas personas y quizá nos acercáramos a doscientas cincuenta. Estábamos muchos de los residentes en La Habana que participamos en algún momento de la lucha revolucionaria en el territorio de la hoy provincia de Villa Clara.
El informe de balance del trabajo realizado durante el 2011 fue voluminoso por la cantidad de tareas desarrolladas, en su mayoría de carácter político ideológico: conferencias, publicaciones, homenajes, reconocimientos, recordatorios, atención a compañeros, mítines, estudios históricos…
Tras la aprobación del informe, se presentó al nuevo colectivo de dirección del grupo, que quedó presidido por el general Choy como coordinador general; Amador del Valle como vice-coordinador general; José García Bertrán (El Curita), coordinador asistente, y Diosdado Sarmiento, como secretario ejecutivo.
Continuó el cónclave con la presentación del plan de trabajo –desglosado para cada mes de 2012- que fue aprobado por unanimidad.
Después, Nelson Montiel convocó a la conmemoración de la crisis de Octubre y de la creación del Grupo Independiente de Morteros 120 mm. del Ejército del Centro, en la Universidad Central Martha Abreu de Las Villas, el plantel docente que nutrió esta unidad con jóvenes estudiantes.
La celebración coincidirá con ese propio mes pero del presente año. Le antecederá otra reunión en Santa Clara, en mayo, similar a la presente, con los ex-artilleros residentes allá, para perfilar todos los preparativos.
En las conclusiones el compañero Víctor Dreke se refirió a la importancia de las tareas realizadas y las programadas, su satisfacción por la calidad del evento y exhortó a continuar trabajando sin descanso en la defensa de la Revolución.
Quizás no hacía falta tal exhortación, en nuestra ágil respuesta ante el “¡Artilleros, de pie!”, que ignoró almanaques, cabellos encanecidos y décadas de vida, estaba implícita nuestra disposición, esa que te hace un nudo en la garganta cada vez que escuchas el Himno Nacional.
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Tomado del Blog Café Mezclado de Pedro Hdez. Soto
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