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sábado, 31 de diciembre de 2011

LA MANIFESTACIÓN DEL 28 DE ENERO DE 1956 "PADRE MARTÍ, PERDÓNANOS.

VILLACLARA
LA MANIFESTACIÓN DEL 28 DE ENERO DE 1956

"PADRE MARTÍ, PERDÓNANOS.
Los Estudiantes Universitarios"




Desde el verano de 1955 se habían constituidos las Brigadas Juveniles de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en nuestra ciudad. Las labores organizativas previas y la selección y adiestramiento de sus militantes recayeron en Quintín Pino Machado y Rodolfo de las Casas Pérez (Casitas) quienes ocupaban la responsabilidad provincial de dichas Brigadas.

Durante cerca de seis meses las brigadas se habían ido fogueando en la lucha en actos de protesta, mítines relámpagos, apoyo a la huelga azucarera y manifestaciones masivas que eran reprimidas por la policía y en las cuales se cumplía con la consigna de contra-atacar con los puños, palos y piedras, que aunque dejaban un saldo de compañeros heridos y presos iban entrenando a los futuros combatientes a pelear en situaciones desventajosas.


El año 1956 se inició con la consigna de “Seremos libres o seremos mártires”. A partir de ese momento se intensifica el trabajo de organización de las Brigadas juveniles fundamentalmente en los sectores estudiantil y obrero.


Después del fogueo recibido durante las jornadas de combate estudiantil y obrero de Diciembre de 1955, que culminó con la huelga por el pago del diferencial azucarero, y fueron detenidos los principales dirigentes estudiantiles, Quintín Pino concibió realizar ese 28 de Enero una gran manifestación sorpresiva con dos telas enormes que él mismo pintó en el patio de su casa, una que decía “ La sangre de los buenos no se derrama en vano” y otra “Padre Marti, perdónanos, Los Estudiantes Universitarios.”


Estas telas se trajeron ocultas hasta el Hotel “La Nueva Isla” en la calle Gloria al lado del Cuartel de Bomberos, que era la casa de Amador del Valle, ayudados por el Buho Anido y otros compañeros.


Allí mismo en la calle Gloria antes de entrar al Parque nos organizamos al frente iban cuatro muchachas con cestos de flores: Chilica, Verena, Gladys y Miriam, detrás la dirección de la manifestación con una bandera cubana al frente, y detrás de la bandera encabezando la manifestación una gran pancarta en alto que abarcaba todo el ancho de la calle y decía: “Padre Martí, perdónanos”, en alusión a la situación general que había en el país, de la cual la juventud debía sentirse avergonzada Era un llamado al combate y casi sin que nos diéramos cuenta ya estábamos incorporados al desfile detrás de la Escuela Normal de Maestros.


A medida que avanzábamos por el parque se nos iba uniéndo el público y ya cuando tomamos por Luis Estévez era una tremenda manifestación que comenzó a gritar a coro ¡REVOLUCIÖN! ¡REVOLUCIÖN! ¡REVOLUCIÖN! mientras bajábamos por Luis Estévez.


Yo iba al lado de Quintín y varias veces algunas personas intentaron coger la bandera para incorporarse al frente de la manifestación y tuve que negarme a dejarme quitar ese puesto, una vez fue con Ibrahim Eng, el dirigente de la Juventud Socialista en Independencia y Luis Estévez y la última vez fue con Blanco Varona el jefe del SIM que yo no conocía en esos momentos y vino a quitarme la bandera en Luis Estévez y San Vicente, pero yo pensaba que era para incorporarse y allí fue cuando Barroso se le tiró a quitarle la bandera a Quintín y éste le metió un piñazo en pleno rostro al esbirro y se formó tremenda piñacera y sonaron varios tiros y la policía arremetió contra nosotros a golpes, incluso iban muchos de ellos de civiles dentro de la manifestación y no nos habíamos dado cuenta.


De repente sacaron envueltos en periódicos palos con los que agredían a los manifestantes.


Después del piñazo de Quintín a Barroso, lo agarraron y lo lanzaron contra el piso de la Farmacia y empezaron a propinar maderazos a los participantes, que nos dimos a la fuga y se formó tremendo corre corre, y un grupo se metió en la farmacia de Aquino y otros en el Hotel Pasaje y otros en los edificios de esa cuadra.


Nosotros nos metimos en el vestíbulo de un edificio y en eso llegó Casitas, que nos conminó a salir a todos, y entonces fuimos junto con Amador y Casitas hasta la esquina donde habían quedado algunos cestos de flores rotas y con esas flores entre las manos comenzamos a avanzar por Luis Estévez hacia el Parque de los Mártires y cuando ya habíamos rebasado San Mateo y nos acercábamos a San Pablo un Jeep del ejército o de la policía se apareció por detrás de nosotros y se nos acercaba por detrás como tratando de empujarnos con la defensa, entonces las muchachas de la Escuela Normal de Maestros que iban delante de nosotros al ver eso abrieron su última fila y cuando avanzamos dentro de ellas volvieron a cerrar la fila y nosotros quedamos dentro de esa escuela y el Jeep quedó detrás de la Escuela y así fue como pudimos llegar al Parque de los Mártires.


Cuando todo esto iba sucediendo, Casitas no cesaba de gritar ¡Aquí vamos con las flores manchadas por la sangre de nuestros compañeros heridos! y mientras avanzábamos nos decía: ahora cuando lleguemos al Rincón Martiano cada uno debe decir en alta voz una consigna y un pensamiento martiano para hacer valer nuestros derechos, e inmediatamente continuaba con su gritos y mostraba las flores manchadas con sangre.


Al llegar al Parque de los Mártires estaba un General que era jefe del Regimiento con su séquito en el lugar de honor, y entonces al ir cada uno de nosotros a depositar su flor lo hacíamos a cámara lenta para tomarnos nuestro tiempo y entonces cada uno gritaba su pensamiento o consigna que no eran otros que:


“La Patria es ara y no pedestal”, “La sangre de los bueno no se derrama en vano”, “Padre Martí Perdónanos, por que aún no somos libres”, “El estudiantado es el baluarte de la libertad y su ejercito más firme ”.”Cesen los atropellos a los estudiantes y libertad para nuestros compañeros presos”


Cuando el último de los tres compañeros que llegamos puso su flor y dijo a toda voz su pensamiento o consigna, la Presidencia fue tan inteligente que dieron órdenes de no hacernos nada, y así terminó aquello. Y de allí nos dirigimos a la jefatura de policía para indagar por Quintín.

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GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN SANTA CLARA (ACRC)


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