VILLACLARA
DOMINGO 28 SE DAN LAS MISIONES DE COMBATE EN LA CIUDAD
9 COMBATIENTES CAIDOS ESE DÍA
Las huestes victoriosas del Che sólo se detuvieron en Placetas el tiempo necesario para organizar la administración civil y equipar a las milicias que se hicieron cargo del mantenimiento del orden. En el veloz itinerario de la campaña no había tiempo tampoco para atender al manejo y traslado de los prisioneros. Los restos de la guarnición quedaron al cuidado de la Cruz Roja.
Utilizando toda clase de vehículos, la columna Ciro Redondo marchó sobre Camajuaní. Una serie de rápidos movimientos bastó para rendir las posiciones adversarias. Enseguida, sobre el eco del último disparo, abandonaron la villa liberada para proseguir el avance fulminante. No hubo altos ni "descansen" para ingerir alimentos. Al paso de los jeeps y camiones, los vecindarios jubilosos les proporcionaban pequeños bocados y refrescos.
En su jeep, viajando por accidentados terrenos, Guevara y sus oficiales planificaron el asalto a Santa Clara. Con un mapa extendido sobre sus rodillas, el profesor de geografía de la Universidad Central de Las Villas. Antonio Núñez Jiménez, jefe del servicio topográfico rebelde, fue señalando al médico argentino los ignorados caminos que conducían hasta la capital provincial, descubiertos y explorados en sus andanzas científicas de espeleólogo.
—¿Cuándo piensa usted atacar a Santa Clara, comandante? —quiso saber Antonio Nuñez Jiménez.
—En cuestión de horas. Ya estamos marchando sobre ella...
Núñez Jiménez indicó una zona en el mapa.
—Por aquí podemos llegar sin tropiezos hasta la Universidad....
Pedraza y Casillas habían tomado todas las medidas para hacer de Santa Clara una plaza inexpugnable. La loma de Capiro, punto dominante a tiro de fusil de la ciudad, fue rodeada de trincheras y reforzadas sus defensas naturales con un tren blindado de 17 carros, 2 ametralladoras calibre 50 y un cañón antiaéreo. Allí apostaron unos 350 hombres.
El cuartelillo del cuerpo de vigilancia de carreteras, conocido popularmente por los Caballitos, situado sobre la carretera central en su ramal oriental, se transformó en un poderoso blocao de hormigón, guardado por una compañía de infantería.
El Escuadrón 31 de la Guardia Rural, estratégicamente situado al sur de la capital, también fue acondicionado para resistir el esperado empujón de los rebeldes. Además, estaba el campamento Leoncio Vidal, sede del regimiento número 3, con su guarnición de casi dos mil soldados.
Por si fuera poco, la iglesia de Buenviaje, el Palacio Provincial, el de Justicia, la cárcel provincial, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, la Jefatura de policía, el Gran Hotel con sus 11 pisos y otras residencias y edificios públicos, la Clinica Marta Abreu, y el Aeropuerto o Plato, fueron ocupados y artillados para asegurar la resistencia en el corazón de la ciudad, en el caso de que cedieran las defensas exteriores.
Cuando las avanzadas de la columna 8 Ciro Redondo llegaron a la Universidad Central, era custodiada por 15 miembros de la policía univesitaria. No hubo resistencia. El jefe de los custodios, Isidro Cárdenas, era amigo del capitán Antonio Núñez Jiménez, y se pasó a los rebeldes.
En ese trayecto, cercanos a la retransmisora de la estación de radio CMQ, los rebeldes fueron sorprendidos por un vehículo militar y a la vez por un grito de ¡La Guardia!
Como toda acción armada, produjo bajas en ambos bandos contendientes. Al de los rebeldes Le ocasionó La pérdida de 3 de sus integrantes: Israel Santos Santos, Aníbal Arceo Fonseca y Miguel Diosdado Pérez PimenteL
El avance rebelde no se detuvo a pesar de los disparos realizados desde La Loma del Capiro por los soldados del Tren Blindado, vehículo que se encontraba protegido por una ladera de la referida elevación, situación esta que desconocía el Ejército Rebelde.
La presencia del Tren Blindado en Santa Clara era bien conocida por el comandante Guevara, y aún más, desde que este transporte militar era acondicionado en los talleres de reparación de locomotoras y automotores de Ciénaga, en La Habana, ya que obreros integrantes de una célula clandestina del Movimiento 26 de Julio, lo habían comunicado a La dirección provincial de la organi¬zación en el Llano, la que lo informó al Comandante en Jefe y Marcelo Fernández, en su condición de Coordinador Nacional, en viaje realizado a la antigua provincia de Las Villas, se lo hizo saber al Che
Sin lugar a dudas, los armamentos que portaba ese transporte militar eran superiores a las del Ejército Rebelde y Los disparos de sus integrantes desde las alturas del Capiro, ocasionaron la muerte de otros dos combatientes rebeldes, poco después de haberse producido las primeras bajas. Ellos fueron: Ramiro Santiago Rodríguez, invasor de la Columna No. 8 y Antonio Pérez González, quien se había incorporado a La tropa rebelde en la toma de Caibarién.
Por su parte, la aviación comenzó el ataque en La Loma del Capiro, por la carretera de Camajuaní y, de igual modo, por la carretera a Manicaragua y Las zonas cercanas al Escuadrón 31 de la Guardia Rural, lugar por donde entraron Las tropas del Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Esa arremetida obedecía a la petición realizada por el jefe del Regimiento «Leoncio Vidal».
Para repeler el fuego enemigo que provenía de la Loma del Capiro, eL comandante Guevara designó al capitán Luis Alfonso Zayas Ochoa con 50 hombres y a los tenientes Alberto Fernández y Pablo Emilio Carmena, con 10 y 24 hombres respectivamente. Si se compara la cifra de los integrantes del Ejército Rebelde, 84 en total, era mínima al lado de la tripulación del Tren Blindado que ascendía a 408.
El ataque rebelde no se detenía, pues se combatía en la Loma del Capiro, en el Escuadrón 31 de la Guardia Rural y había comenzado la exploración, por parte de las tropas del Directorio Revolucionario, para proceder a la toma del cuartel de Los Caballitos. En horas de la noche, el jefe de La Columna No. 8 comenzó nuevamente a disponer La ubicación de su destacamento para que este iniciara su entrada a La ciudad.
Como es conocido. La Batalla en Santa CLara comenzó el 28 de diciembre, sin embargo, algunas personas confunden esa fecha cuando leen el artículo del Che en que planteaba: «El 29 de diciembre iniciamos la lucha». EL jefe guerrillero había dado La orden a varios de sus pelotones de que penetraran en la ciudad en horas de la noche del propio día 28 y al siguiente día comenzaría el combate con más fuerza dentro del perímetro urbano santaclareño, lo que queda probado porque fue el día en que más pérdidas humanas se produjeron por haber arreciado los enfrentamientos e intensificado los ataques de la aviación.
La columna del Che tenía entonces solo 300 hombres, aunque los militares daban cifras de tres ceros. El Che se reunió con su estado mayor precisar las misiones de combate: el capitán Rogelio Acevedo, con 30 hombres su mando, ocuparía la Audiencia, y también tomarían la cárcel provincial y liberarían a los presos políticos.
El capitán Roberto Rodríguez, el Vaquerito, miembros del pelotón suicida atacarían la jefatura de la policía, que era defendida por el coronel Cornelio Rojas.
El capitán Ramón Pardo y 40 combatientes más se situarían en la línea del ferrocarril para evitar la retirada del tren blindado.
El capitán Miguel Álvarez reforzaría con sus hombres las tropas del Directorio Revolucionario que atacarían el SVC, situado a la entrada de la doble vía, en la salida de la Carretera Central hacia Placetas.
El capitán Raúl Nieves Mestre y el teniente Víctor Dreke del Directorio Revolucionario, tendrían como objetivo el Escuadrón 31 de la Guardia Rural.
Las tropas reforzadas del capitán Luis Alfonso Zayas batirían la posición de la loma del Capiro.
El teniente Emerio Reyes, con 30 hombres, avanzaría por el centro de la ciudad.
En el momento del ataque [apuntó El Che], nuestras fuerzas habían aumentado considerablemente su fusilería, en la toma de distintos puntos y en algunas armas pesadas que carecían de municiones. Teníamos una bazuca sin proyectiles debíamos luchar contra una decena de tanques, pero también sabíamos que para hacerlo con efectividad deberíamos llegar a los barrios poblados de la ciudad donde el tanque disminuye mucho su eficiencia
Esa noche el Che acampó en el crucero La Línea. Dos pesadas aplanadoras atravesadas para cerrar el tráfico. Aprovechando la oscuridad, salió a hacer exploración acompañado de Juan Alberto Castellanos, Osear Fernández Mell, Aleida March, Harry Villegas y José Mendoza
Aprovechando las sombras de una noche sin corriente eléctrica, el Che salió a recorrer la vía en busca de un punto vulnerable donde poder montar una trampa contra el tren blindado. Por medios clandestinos contaba con todos los detall acerca de dicho convoy y conocía bien su punto más débil: los dos inevitables carriles por los que se desplazaba.
También en la noche, el pelotón comandado por el capitán Ramón Pardo Guerra dio un rodeo por la derecha de la carretera y se situó en el cruce del puente sobre el río Cubanicay, en la carretera de Camajuaní a Clara, y la línea del ferrocarril que cruza sobre esa vía. Con un buldózer que manejaba el capitán Roberto Ruiz, auxiliado por el teniente González, se levantó tramo de la vía con el objetivo de descarrilar el tren si retrocedía hacia Santa Clara,
Todo había quedado listo para iniciar las acciones dentro del perímetro urbano de Santa Clara el Lunes 29
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Distribución de las FUERZAS REBELDES para la Batalla de Santa Clara
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Jefes de las Fuerzas Rebeldes Cantidad de hombres Objetivo a tomar
Capitán Luis Alfonso Zayas Ochoa Aprox. 50 Loma del Capiro
Capitán Ramón Pardo 40 Tren Blindado
Comandante Gustavo Machín 40 Cuartel de Los Caballitos.
Capitán Raúl Nieves Mestre 80 Escuadrón 31 "Miguel Jerónimo Gutiérrez
Capitán Miguel Alvarez Sánchez 30 Refuerzo al Directorio Revolucionario en Los Caballitos y el Escuadrón 31
Capitán Roberto Rodríguez "El Vaquerito" 24 Jefatura de Policía
Teniente Alberto Fernández Montes de Oca 10 Gobierno Provincial y Gran Hotel
Teniente Pablo Emilio Carmenate 24 Refuerzo al desalojo de la loma del Capiro
Capitán Rogelio Acevedo 30 Palacio de Justicia (Audiencia) y Cárcel Provincial
Teniente Emerio Reyes 30 Clínica Marta Abreu y Aeropuerto o Plato
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