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domingo, 28 de octubre de 2012

SANTA CLARA 30 DE NOVIEMBRE DE 1956

SANTA CLARA 30 DE NOVIEMBRE DE 1956



“SIN ARMAS Y COMBATIENDO”

El 30 de Noviembre de 1956 quedó abierta la batalla definitiva contra la dictadura batistiana. El plan general fue concebido por Fidel. Se planeó que para que se consolidara el desembarco se llevaran a efectos acciones en toda la isla que impidieran al ejército trasladar sus efectivos con suficiente rapidez hacia la zona de desembarco.



Ese día los combatientes de Santiago de Cuba, dirigidos por Frank País, escribieron aquella página heroica del 30 de Noviembre, que situó a los combatientes santiagueros a la cabeza de la nación en la lucha contra la tiranía.



En todas las provincias del país se sucedieron acciones en ese día, pero muy poco se ha escrito de la participación del pueblo villaclareño en esa fecha.



Este trabajo pretende destacar algunos aspectos importantes de la acción realizada en nuestra ciudad en ese día, como modesto tributo a los jóvenes villaclareños que desarmados atrajeron hacia sí la brutal represión de la tiranía batistiana y escribieron una singular página de nuestra historia revolucionaria.





LAS BRIGADAS JUVENILES DE ACCIÓN Y SABOTAJE.

Desde el verano de 1955 se habían constituidos las Brigadas Juveniles de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en nuestra ciudad. Las labores organizativas previas y la selección y adiestramiento de sus militantes recayeron en Quintín Pino Machado y Rodolfo de las Casas Pérez (Casitas) quienes ocupaban la responsabilidad provincial de dichas Brigadas.



Durante cerca de año y medio las brigadas se habían ido fogueando en la lucha de masas contra la tiranía con su firme y decidida participación en actos de protesta, mítines relámpagos, apoyo a la huelga azucarera y manifestaciones masivas que eran reprimidas por la policía y en las cuales se cumplía con la consigna de contra-atacar con los puños, palos y piedras, que aunque dejaban un saldo de compañeros heridos y presos iban entrenando a los futuros combatientes a pelear en situaciones desventajosas.



El año 1956 se inició con la consigna de “Seremos libres o seremos mártires”. A partir de ese momento se intensifica el trabajo de organización de las Brigadas juveniles fundamentalmente en los sectores estudiantil y obrero.



El 28 de Enero de 1956 las brigadas organizaron la primera manifestación en que los integrantes de éstas contraatacaron a la policía en la esquina de Luis Estévez y San Vicente con saldo de varios heridos y detenidos. A partir de ese momento las brigadas aprovecharon cuánto disturbio se suscitase en la ciudad para ir creando un estado insurreccional en la población.



El 16 de Agosto de 1956 se imprimió en Santa Clara el primer “Manual del Revolucionario de las Brigadas Juveniles del M-26-7”, éste contenía los requisitos indispensables que debían observar todos los combatientes, las reglas de disciplina, las medidas de seguridad y el uso de los explosivos: Grandas de dinamita, cocteles molotov y fósforo vivo, así como las consideraciones tácticas y especiales para el combate en la ciudad.



De inmediato se comenzó su estudio por todas las Brigadas, alternándolo con sesiones nocturnas de entrenamiento que se hacían en casas particulares con algunas pocas prácticas de tiro que se hacían en las zonas rurales aledañas a la ciudad.



El Manual terminaba con una clara advertencia: “En caso de ser copado y no teniendo posibilidad de salir, prepare una barricada en cualquier cuarto disponible y fájese. Recuerde el Moncada.”



Durante los meses de Septiembre, Octubre y Noviembre las brigadas intensificaron el entrenamiento de sus miembros y dieron varias órdenes de acuartelamiento. Al mismo tiempo que se desarrollaba esta actividad clandestina las brigadas utilizaban cualquier pretexto para movilizar a las masas en vigorosas manifestaciones que terminaban con un enfrentamiento con la policía. Entre éstas se destacaron las manifestaciones nocturnas que se organizaron en el antiguo Cine de la Vigía, la de San Miguel y Central y la de Carretera de Sagua y Maleza con consignas antiimperialistas y en contra de la tiranía.



A partir de la manifestación del 27 de Noviembre de 1956 que fue reprimida por la policía en Parque y Luis Estévez, y en la cual las brigadas contraatacaron lanzando cocteles molotov en pleno Parque, éstas mantuvieron una constante agitación en los distintos barrios de la ciudad.



La extraordinaria actividad organizativa de Frank País no se desarrolló tan sólo en Oriente, sino que se hacía sentir también en nuestra provincia, tanto a través de las visitas que Frank hiciera a nuestra ciudad como de los contactos que los dirigentes provinciales del M-26-7 mantenían con Frank en sus visitas a Santiago de Cuba.



Días antes la Dra. Margot Machado y Rodolfo de las Casas se habían trasladado a Santiago de Cuba y habían sostenido una entrevista con Frank y con Pepito Tey.





EL CABLE DE MÉJICO ENVIADO A SANTA CLARA.

El 28 de Noviembre de 1956, se recibe en casa de la compañera Haydee Leal Díaz, un cable de Méjico similar al enviado a Santiago de Cuba con la “contraseña” para el levantamiento.



Haydeé nos ha relatado ese hecho de la siguiente manera:

“El cable lo recibí en mi casa pues venía a nombre mío, el de Santiago de Cuba iba a nombre de Arturo Duque de Estrada, yo tengo entendido que Aldo Santamaría recibió otro en la Habana, y que Raúl García Peláez lo recibió en Camaguey, y que José Antonio Echeverría también lo recibió.”



“El día 28 que recibo el cable estaba lloviendo torrencialmente, entonces mi mamá va a casa de Margot para avisarle, pues ese día en ese momento no están en Santa Clara ni Santiago Riera que era el Coordinador , ni Cheché Alfonso, ni Quintín Pino, ni Gallo Ronco (Guillermo Rodríguez del Pozo), ni Carlitos Martínez que estaba por Vega Alta, sino que estábamos solo prácticamente las mujeres..”



“Yo tenía la misión de guardar una cartulina grande, que no sé lo que decía, y la tenía metida dentro de un forro de la cómoda de la coqueta de mi casa. Cuando llegó Carlitos Martínez me dió la orden de que le entregara esa cartulina, y salió inmediatamente para la Habana esa noche y deja las instrucciones; entonces llegó Quintín que estaba con Cheché en gestiones de búsqueda de armas, y al llegar ellos, les informo del cable y comienza el corre corre,”



“Al mismo tiempo un grupo dirigido por Antonio Larralde ponía a funcionar la imprenta de la Universidad Central para imprimir las proclamas exhortando al pueblo a respaldar las acciones y dando a conocer el cumplimiento de la promesa hecha por Fidel.



“Al siguiente día 29 de Noviembre, regresó Carlitos de la Habana con Cheíto, (José L. Quián Cullén) un compañero de la Habana muy valioso que venía a reforzar el trabajo”.



“Esa noche regresa Santiago Riera de Santiago de Cuba, que había ido en gestión de buscar las armas, pero al no resolverlas es cuando comienza a cambiarse el plan original que consistía en apoderarse de los edificios altos de la ciudad y evitar la salida del ejército mediante la acción armada, ahora había que cumplir ese objetivo pero mediante el sabotaje con cocteles molotov.”





EL 30 DE NOVIEMBRE

En la noche del 29 de noviembre, Quintín Pino dio la orden de acuartelamiento a los miembros de las brigadas juveniles, cada una compuesta entre diez y quince compañeros. Cerca de doscientos jóvenes de Santa Clara acudieron esa noche a la cita con la Historia.



Durante la madrugada los combatientes acuartelados preparaban cocteles molotov mientras esperaban las indicaciones.



Osvaldo Rodríguez Ayala, jefe de acción y sabotaje del M-26-7 en la provincia de Las Villas, da órdenes de iniciar acciones de sabotaje que impidieran la movilización del ejército fuera de la ciudad y de requisar las armas donde estas estuvieran.



Múltiples fueron las acciones desplegadas por los integrantes de las Brigadas Juveniles en la ciudad de Santa Clara, que armados de cuchillos, cocteles molotov, piedras y clavos, obligaron al acuartelamiento del ejército en el Regimiento “Leoncio Vidal” cumpliendo así con el objetivo estratégico de la acción.



Las Brigadas de la Vigía al mando de Raúl Nieves Mestre ocuparon ese reparto durante todo el día interrumpiendo el tránsito en la Carretera Central. En esta acción participó activamente José R. León Acosta (Dinamo) quien fuera asesinado alevosamente por la policía en pleno día una semana después.



La Brigada del Condado integrada fundamentalmente por obreros realizó sabotajes en distintos establecimientos y mantuvo paralizado el tránsito en esa amplia barriada. La brigada de la Pastora dirigida por Hugo García, la de Armando Choy y la de Felipe Campos regaron puntillas y efectuaron mítines relámpagos atrayendo hacia sí la actividad represiva del ejército.



Al amanecer ante la ausencia de las armas prometidas, pero con el compromiso de respaldar el desembarco en la mente y en el corazón de aquellos jóvenes, se cambia el plan a la nueva situación sin armas, se inicia el acuartelamiento y se lanzan algunos a buscar armas.



José Julio Rivas y Francisco Ramos se dirigen a casa de un profesor que era cazador para pedirle sus escopetas. Éste se reviró y en el forcejeo se va un tiro que hiere al profesor en la mandíbula. Con las escopetas de caza en su poder se internan en el monte atrayendo hacia sí la actividad represiva del ejército.





TESTIMONIO DE JOSE JULIO RIVAS

“Yo estaba en la dulcería –El Carmen- que empezaba a trabajar a la una de la mañana, pero me mandan un aviso de que fuera a la casa (Maceo 153 Norte. Ya nosotros teníamos noticias desde el día antes de la cuestión del posible acuartelamiento a través de la Escuela de Comercio, y cuando llego me topo que están allí Quintín, Cheché y Santiago Riera, los tres estaban en mi casa, y entonces Quintín me explica que yo le voy a servir de enlace con las distintas zonas, me dice vete a ver al jefe de la zona del Carmen que estaban acuartelados en la bodeguita de Padre Tudurí y Zayas.”



“Me presento en la bodeguita y le digo al Jefe de la Brigada: - hay la tarea de requisar armas-, y me dice- con que arma voy a hacer esa tarea, dame tu revólver-, le digo- yo no suelto mi revólver-, entonces me dice: -ve tú entonces-, le pregunto- quien más iba a ir- , me dice- Sakiri (Francisco Ramos-), y le pregunto- en qué vamos-, me dice- busca algo.”



“ Había un chofer llamado García, que en ocasiones lo utilizábamos los estudiantes de la Escuela de Comercio, lo llamamos y nos recogió allí mismo.



El lugar era en la carretera de Sagua al llegar dejamos el carro parqueado hacia allá, y no en dirección hacia Santa Clara lo que fue un error, pues cuando fuimos a hablar con el profesor Vicente Hernández y le planteamos la cuestión, éste se negó a darnos el armamento, (él dijo posteriormente que él se negó porque nos había visto muy muchachos muy jóvenes) pero ya nosotros habíamos tomado el armamento.



Entonces él comienza a gritar, recuerdo que era un día fresco, pues había lloviznado la noche anterior y yo andaba con un jacket grueso reversible y cuando empieza a gritar le meto la mano en la boca y me muerde, y yo que llevaba el revólver en el bolsillo del jacket le disparo desde el bolsillo, pero como el jacket era doble el gatillo cae sobre la tela y no dispara.



Saco y entonces le tiro, le entra la bala por aquí, por el maxilar superior y le corre por todo el hueso y le sale por detrás, eso lo supe posteriormente, el hecho es que cuando le tiro él cae.



Entonces cogemos las armas y las metemos en el carro pero cuando vamos saliendo, en la casa de al lado vivía un soldado que al oír el tiro sale con el arma en la mano, y nosotros al tomar el carro salimos por la carretera de Sagua y Sakiri me dice vamos a ir a buscar Conyedo donde vivía un familiar de él, para ir de Conyedo a Santo Domingo y de ahí a la Esperanza para regresar a Santa Clara.



Pero se produjeron todas una serie de acciones en Santa Clara, aunque no se produce todo el levantamiento que se debía producir por la falta del armamento, y nos salieron a buscar y los guardias nos pasan por al lado y no nos ven, pero cuando llegan a casa del pariente de Sakiri éste nos denuncia y entonces nos rodearon el cañaveral en que estábamos y nos cogen.”



“A nosotros, realmente nos lo dijo el hijo del Coronel Hernández aquel, que no nos mataban porque Garcerán estaba con el piquete de búsqueda, porque pensaban que era Casitas el que estaba en este problema, y el padre de Casitas era muy amigo de Garcerán, a nosotros no nos coge la policía, sino el ejército, En Conyedo eso era como las dos de la tarde, nosotros fuimos por la mañana temprano a casa del profesor sobre las 8 de la mañana, y el chofer cuando nos deja se presenta en la estación de Policía para demostrar que él no era cómplice, lo que era cierto.”





LA BRIGADA DE CASITAS

Alrededor de las once de la noche se acuartela la Brigada de Rodolfo de las Casas (Casitas), en la trastienda de la “Casa Toda Onda” en la calle Marta Abreu, la trastienda se comunica eon el garaje de su casa que da para el Callejón de “Los Angeles”, allì en medio de la oscuridad del garaje nos ponemos a hacer cocteles molotov los doce jóvenes allí acuartelados. Esa madrugada Casitas desarrolló una intensa actividad recorriendo los centros de acuartelamientos y precisando las acciones a desplegar. Al amanecer nos reúne a los integrantes de su brigada y exclama: “Ha llegado el momento de ser libres o mártires, tenemos que alertar al pueblo, la lucha ha comenzado.” Todo en él es dignidad y corazón. Imparte órdenes de realizar acciones que impidan la movilización del ejército y sale con dos compañeros armados con un cuchillo, 50 cocteles molotov y paquetes de propaganda en su carro. Va al timón, a su lado un compañero con las proclamas listas para lanzarlas a la orden de Casitas, detrás el compañero Rodolfo Maribona Hernández con el saco de los 50 molotov listos para lanzarlos a su orden.



Salen temprano en la mañana y se dirigen a cumplir con el compromiso de honor contraído y ante cada objetivo que encuentra en su camino y que pueda contribuir a crear la situación insurreccional en la ciudad da ordenes de lanzar cocteles molotov, y así lo hacen contra la Zona Fiscal de la calle Independencia, el servícentro de Luis Estévez y Martí, también incendian dos camiones que encuentran en la calle Maceo y por último lanzan cocteles molotov contra el Servícentro de Maceo y Central, incendiándolo.



Durante el trayecto, Casitas se dirigía a los transeúntes que encontraba, arengándolos a unirse a la lucha contra la tiranía exclamando: “Llegó el momento, a luchar. Abajo la dictadura”



Precisamente, cuando actuaba contra el Servicentro de Maceo y Central, es detectado por un carro patrullero del SIM, que comienza una singular persecución a lo largo de la Carretera Central en el tramo conocido por “El Malecón”. El patrullero, disparando con su ametralladora, acosando al carro de Casitas, y éste sin armas, esquivando los disparos gracias a su destreza como chofer, hasta que al llegar a la calle Tristá toma por ésta en dirección hacia el Parque y para eludir la persecución de la patrulla ordena lanzar del carro el saco incendiado con los diez o doce cocteles molotov que le quedaban y que al hacer explosión en Tristá y Lubián incendia toda la calle impidiendo el paso del perseguidor y escapando así de tan peligrosa situación.





LA NOCHE DEL 30 DE NOVIEMBRE

Por la noche es cortada la luz de la ciudad y un grupo integrado por José R. León Acosta (Dinamo), Domingo Valladares (Chacachaca) y Arturo Losada, Armados de pistola y revólver asaltan un carro particular en Maceo y Nazareno con el objetivo de utilizarlo en varias acciones y así incendian el garaje de Carretera de Sagua y Maleza, posteriormente tirotean la posta del Hospital Provincial y por último son interceptados por un perseguidor en la esquina de la Escuela de Comercio donde intercambian disparos con la policía, dejan abandonado el carro y escapan por los terrenos de la antigua Boulanger, (hoy el Parque el Sandino)



Audaces fueron las acciones desarrolladas en la ciudad por aquellos jóvenes que por primera vez actuaban de manera coordinada con el objetivo de atraer hacia ellos la atención de las fuerzas represivas, sin más armas que la voluntad de cumplir con el objetivo de facilitar el desembarco de Fidel y los expedicionarios.



Numerosos compañeros se destacaron en aquel día lleno de gloria: Casitas, Dinamo, Valladares, “El Búho Anido”, Muchos cayeron presos: Quintín Pino, José Julio Rivas, Francisco Ramos, Arturo Losada, Domingo Valladares, Hugo García, Arturo Machado quién fue obligado a tomarse el contenido de un coctel Molotov. Todos fueron golpeados y torturados.



La importancia histórica de aquellas acciones radica en que la juventud villaclareña sin armas, había respondido a la cita con Fidel con la fe en el triunfo de la causa revolucionaria y que ésta sirvió para despertar conciencias e incorporar a miles de combatientes a la justa luchas de liberación como fue demostrado dos años y un mes más tarde en la histórica Batalla de Santa Clara en la cual la juventud villaclareña, fogueada por la experiencia en la lucha y armada escribió la más bella página de su historia.







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Por Raúl Sarmiento Carreras (Diosdado). Publicado en "Vanguardia", 30 Noviembre 1981

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GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN VILLA CLARA (ACRC)

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