La batalla del Jigue ha arrojado un saldo total de 249 armas ocupadas, 41, soldados, close y oficiales muertos y 241 prisioneros, de ellos cerca de 30 heridos
El sábado 11, a las 5:45 de la mañana, una patrulla rebelde dispara los primeros tiros contra el batallón No. 18 de infantería enemiga, acampado en un punto conocido por el Jigue, donde se reúnen el río de ese nombre, y el río de La Plata, a unos 7 kilometres de la costa sur y a unos 10 kilometres al oeste del Pico Turquino. El fuego inicial fue breve, parecía una simple escaramuza de hostigamiento. A los 15 minutos la patrulla dejo de disparar y se replegó. Su objetivo era causar bajas y provocar movimientos. Ya a esa hora otras unidades rebeldes habían tornado todos los puntos estratégicos alrededor del batallón, pero tenían órdenes de no disparar, al objeto de no descubrir su presencia.
A las 9 de la mañana, dos pelotones enemigos partieron en dirección a la playa conduciendo heridos y una arría de mulos, en busca de alimentos. A la media hora chocaba con nuestras fuerzas apostadas en el camino, que la obligaron a retroceder, dejando 5 muertos, un prisionero, dos ametralladoras Cristóbal, una ametralladora Thompson, 3 Springfield, cerca de mil balas y 12 granadas de fusil. El resto de las unidades rebeldes continuaban sin disparar. El silencio mar, y de lo aviación, avanzo desde la playa. Se lo prolonga durante 72 horas. En esas circunstancias era muy difícil que el batallón enemigo se percatara de so verdadera situación, pero los alimentos se le habían agotado y pasaron tres días antes de que se realizara el segundo intento.
Este se produjo el dia 14, a las 2 de la tarde, una compania com pi eta avanzo resuelta por el mismo camino Nuevamente se entablo el combate, que esta vez so prolonga hasta las nueve de la noche. Un pelotón quedo cortado y trato do escapar dispersandose. Los dos pelotones restantes retrocedieron. Al otro dia el soldo era de 5 muertos, 21 prisioneros, 10 Springfield, 98 Garand^ 2 ametralladoras Cristobal, un fusil ametralladora Browning, 39 mulos con mochilas y 2,800 balas.
Simultáneamente nuestras fuerzas avanzaron desde todas las direcciones y tomaron posiciones a tiro de fusil del campamento enemigo. Ell cerco declarado y desde entonces el fuego de hostigamiento fue incesante. El batallón estaba inmovilizado y sin alimentos desde hacia cuatro días. El éxito de la operación iba a depender entonces de la lucha contra los refuerzos enemigos.
En la mañana del 15 apareció la aviación. Et ataque aéreo contra nuestras posiciones con fuego de ametralladora s, bombas explosivas de 500 libras y bombas de NAPALM, duro ininterrumpidamente desde las 6 de las mañana hasta la 1 de la tarde. Los Potreros y los pastes alrededor del Jigue quedaron chamuscados, pero ni uno solo combatiente se movió de sus posiciones. Durante el día 16 el ataque se repitió, mientras los transportes enemigos traslabadan tropas de refuerzo a la desembocadura del río La Plata. Ese mismo día, a los 12 meridianos, conocedores nosotros de que la tropa sitiada llevaba 5 días sin ingerir alimento alguno, suspendimos el fuego durante tres horas, conminándoles a la rendición. Los soldadas salieron de sus trincheras y disfrutaron de la tregua, pero a las tres de la tarde volvieron a sus posiciones sin aceptar la rendición.
El día 17 a las seis de la mañana, partio de la playa de la Compania G4 de la Infanteria. Marchaba lentamente, explorando el camino A las 2:30 de la tarde, 50 fusiles automáticos y dos ametralladoras trípode calibre 50; abrieron fuego sobre ella. En 15-mi¬nutos los dos primeros pelotones fueron desechos, el resto retrocedió. En nuestro poder quedaron 25 prisio¬neros, 12 muertos, 15 Springfield, 9 ametralladoras Cristóbal, 8 Garand, 16,000 balas y 48 granadas de fusil. El primer esfuerzo había sido rechazado, pero la pero la aviacion continueba atacando sin interrupcion y los transportes continuaban desembarcando tropas en la desembocadura del rio La Plata. El dia 19 un batallon entero apoyado por fuego de artilleria de tierra y de mar, y de la aviacion, avanzó desde la playa.
Se inició entonces el mas duro combate de la jornada que duro ininterrumpidamente casi 24 horas. Las fuerzas rebeldes contraatacaron e hicieron retroceder al enemigo hasta la misma playa. Un capitan rebelde, el valiente companero Andres Cuevas y tres companeros mas han caido. Otros cuatro estaban gravemente heridos pero en nuestro poder quedaban 21 prisioneros, 17 soldados muertos, 14 ametralladoras Cristobal, 10 fusiles Garand, 2 cajas de obuses de mortero 81 y una arria de mulos con alimentos . . . Sobre todo, el refuerto enemigo habia sido rechazado totalmente.
El batallon sitiado llevaba nueve dias sin ingerir alimento alguno. Nuestras fuerzas avanzaron hacia el campamento. Se habian situado a 50 metros de las trincheras enemigos, cortandole tambien el agua. El mismo dia 19 a las 11 de la noche, mientras se libraba combate contra el segundo refuerzo, se envio un soldado prisionero a ofrecer la rendición.
En la manana del dia 20 dimos orden de alto el fuego desde las 6 hasta las 10. Los soldados enemigos estaban desmayados en las trincheras y habian aceptado el alto al fuego al todavia muchas vidas, contra aquellos que minutos antes nos pedian agua y alirnentos.
Luego Poco a poco, algunos de los que podían caminar todavía trabajosamente se acercaron a nuestras trincheras y pidieron agua, alimentos y cigarros. Al ver que nuestros hombres no le disparaban y le daban de sus propios alimentos que tenían a mono se abrazaban a nuestros soldados y lloraban de emoción. . . .Que distinto era el trato al que tal vez esperaban engañados por la falsa propaganda de la dictadura. El espectáculo era emocionante para todos, pero el batallón no se había rendido todavía, nadie disparaba ya, pero el comandante José Quevedo, un oficial joven realmente querido por sus soldados todavía mantenía el control sobre aquella tropa diezmada, hambrienta y desnutrida. Estos no combatían ni podían combatir ya, pero el oficial se negaba todavía a rendirse y los soldados respetaban su decisión. Era difícil sin embargo, que los abrazos entre rebeldes y soldados se trocasen en lucha a muerte otra vez.
El comandante en un esfuerzo por ganar tiempo, nos comunico que hasta las seis de la tarde no tomarían una decisión, que aunque sus hombres habían llegado a limites de la resistencia física el había dado palabra el Esta do Mayor de resistir hasta esa hora en espera de refuerzos. Convencidos de la solidez de nuestras líneas decidimos espera r, y no lanzar un ataque innecesario que hubiera costado todavía muchas vidas, contra aquellos que minuto* antes nos pedían agua y alimentos, Al anochecer llego la noticia de que los refuerzos habían sido totalmente rechazados.
El día 21 a la una de la madrugada los restos del batallón 18 se rendían a nuestras fuerzas. Las condiciones fueron decorosas y humanas. A los oficiales se les permitió conservar sus armas personales y se les facilito alimentos a todos, y se les comunico que todos serian puestos en libertad a la mayor brevedad. Solo el comandante debía quedar como prisionero de guerra; 170 hombres entre oficiales, clases y soldados quedaban en nuestro poder, 91 fu¬siles Springfield, 46 ametralladoras Cristóbal, 15 Garands, 4 fusiles ametralladoras, dos ametralladoras trípodes, 1 b Asoka con 60 proyectiles, un mortero 81 con 60 obuses y un mortero 60 con 80 obuses, 35,000 balas aproximadamente y 126 granadas. Justo es reconocer que el adversaria combatio con valor, resistiendo hasta limites admirables un cerco de 10 dias sin ingerir alimentos, en espera de reguarzos que la Dictadura no pudo hacer llegar. Quedaba fuera de combate una de las mejores unidades de las fuerzas enemigas, y que contaba con un jefe capez y valeroso.
Aun cuando este queda como prisionero de guerra sera tratado con todas las consideraciones que morece, porque segun in informe que obra en nuestro poder tuvo un comportamiento humano y respetuoso con la poblacion civil en los meses que opera en la Sierra Maestra.
Lamentamos que le haya correspondido en este caso la derrota a un oficial honrado y decoroso. Es que los criminales no se arriesgan jamas entre los picas de la Sierra Maestro.
La batalla del Jigue ha arrojado un soldo total de 249 armas ocupadas, 41, soldados, clase y oficiales muertos y 241 prisioneros, de ellos cerca de 30 heridos.
[Fdo.] Fidel Castro Ruz
Comandante Jefe del Ejercito Revolucionario 26 de Julio
GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN VILLA CLARA (ACRC)
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