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viernes, 1 de junio de 2012

LUGARTENIENTE GENERAL ANTONIO MACEO Y GRAJALES

LUGARTENIENTE GENERAL ANTONIO MACEO


1 Biografía

1.1 Niñez y juventud

1.2 Guerra de los Diez Años

1.3 Guerra Chiquita

1.4 Tregua fecunda

1.5 Guerra del 95

1.6 Caída en combate

2 Cargos en la Guerra del 95







Antonio de la Caridad Maceo Grajales

San Luis, Santiago de Cuba 14 de junio de 1845 --- San Pedro, Punta Brava, 7 de diciembre de 1896





Antonio Maceo Grajales. Mayor General del Ejército Libertador. Considerado todo un maestro en el empleo de la táctica militar fue combatiente por excelencia y jefe de elevado prestigio. Como guerrero incansable, se calcula que intervino en más de 600 acciones combativas, entre las que se cuentan alrededor de 200 combates de gran significado. Su cuerpo estaba marcado por 26 cicatrices de guerra, de las cuales recibió 21 en la contienda del 68.



Por el ímpetu y bravura con que enfrentó al enemigo, y por su talla como hombre integral, pasó a la historia como el Titán de Bronce. En febrero de 1878 dio respuesta contundente a quienes gestaban el Pacto del Zanjón al librar los victoriosos combates de Llanada de Juan Mulato y San Ulpiano. El 15 de marzo de 1878 se entrevistó con el general español Arsenio Martínez Campos, en Mangos de Baraguá. Cae en combate el 7 de diciembre de 1896 en San Pedro, provincia de La Habana. Sus restos descansan en el monumento de El Cacahual



Niñez y juventud



Antonio de la Caridad Maceo Grajales nació el 14 de junio de 1845 en la otrora calle Providencia No 16, hoy Calle Los Maceos No 207, Santiago de Cuba, hijo de Marcos Maceo y Mariana Grajales Coello. Sus padres educaron a los 13 hijos sobre fuertes normas de disciplina, amor filial, trabajo, pulcritud en el vestir y el pensar, cortesía, respeto a los mayores, honestidad, solidaridad, valentía, tenacidad y patriotismo.



Su infancia y juventud transcurrió en el cuartón rural de Guaninicùn de Lleonart, en el partido de San Nicolás de Morón y en el barrio humilde de Santo Tomás, en las afueras de la ciudad. Inició los primeros estudios en clases privadas pagadas por su padre -si bien no rico- propietario de una finca de nueve caballerías.



Su juventud transcurre en la región montañosa de Majaguabo, donde la familia tenía propiedades y en 1862 se hace cargo de administrar las ventas de las cosechas en Santiago de Cuba. Su hermano Justo Regüeiferos comparte con él tales responsabilidades y el traslado de los frutos.



El 16 de febrero de 1866, en la iglesia parroquial de San Luis, Oriente, contrae matrimonio con María Magdalena Cabrales y Fernández. De la relación no hay descendencia. Guerra de los Diez Años



Se incorporó a la Guerra del 68 dos días después de comenzada, el 12 de octubre, en Majaguabo, junto a sus hermanos José y Justo. Su primer jefe fue el Capitán Juan Bautista Rondón, junto a quien combatió ese mismo día en Tí Arriba. Por su coraje y decisión lo ascienden a Sargento.



El 20 de octubre de 1868 fue ascendido a Teniente, y el 12 de noviembre de 1868 a capitán abanderado. Participó en las acciones de El Cobre, El Cristo, Jiguaní, Cupeyales, Samá y en la toma de Mayarí. En 1869, bajo las órdenes del mayor general Donato Mármol, jefe de la División Cuba, combatió en El Salado, Majaguabo Arriba, Maniabón, Baitiquirí, Arroyo Blanco, La Sidonia y Palmarito, entre otros.



El 16 de enero de 1869 fue ascendido a Comandante y diez días más tarde a Teniente Coronel. El 14 de mayo de 1869, durante el ataque a San Agustín de Aguarás, vio caer a su padre, el Sargento Marcos Maceo. Pasados 6 días recibió su primera herida de guerra en la acción del ingenio Armonía, donde una bala le atravesó un muslo. Cuando el Mayor General Máximo Gómez reorganizó la División Cuba (2 División 1 Cuerpo), en Julio de 1870, le confió la jefatura del 4 Botallón El 2 de octubre de 1870 el enemigo atacó su campamento de Majaguabo y resultó herido de gravedad. Entre los combates de ese año se destacaron los de Santa Rita, La Redonda, Barigua, El Mijial, Pinalito, Tí Arriba, Barajagua, Nuevo Mundo (12 de diciembre de 1870), donde también fue herido.



Desde principios de julio de 1871 acompañó a Gómez en la preparación y realización de la invasión a Guantánamo y la ulterior campaña en esa región. En ese año sobresalieron los combates de La Galleta, La Estacada, Cafetal de La Indiana, donde salvó la vida a su hermano José; Oasis, Las Arenas, Yarayabo, Camarones, Monte Líbano, Tiguabos, Santa Catalina y Jutinicú. El 15 de octubre de 1871, Gómez lo designó jefe de operaciones de Guantánamo.



El 22 de marzo de 1872 fue ascendido a Coronel, reconociéndosele la antigüedad con fecha 30 de octubre de 1871. El 8 de junio de 1872 sustituyó provisionalmente a Gómez en el mando de la División Cuba, el cual entregó al Mayor General Calixto García el día 20, quedando segundo jefe.



Entre los combates de 1872 se encuentran los de Jamaica, Arroyo Blanco, Santo Domingo, Rejondón de Báguanos, El Yanal, Samá, Casanovas, Santa Fé (2 de noviembre), donde fue herido; Peladero, y el ataque a Holguín. El 8 de junio de 1873, dos días después de haberse destacado en el combate de El Zarzal, recibió el ascenso a General de Brigada. En esos momentos era jefe de la 2 División del 1 Cuerpo, bajo las órdenes de Calixto García. A continuación estuvo en los encuentros de El Purial, Santa María de Ocujal (Copo del Chato), Cuatro Caminos de Chaparra, Manzanillo y Santa Rita. El 9 de enero de 1874 participó en el combate de Melones.



El 4 de febrero de 1874 fue designado jefe de las fuerzas villareñas integrantes del contingente invasor, las cuales aún se mantenían en Camagüey. Al frente de ellas se destacó en los combates de Naranjo-Mojacasabe y Las Guásimas, así como en los ataques a San Miguel de Nuevitas y Cascorro, y la acción de Camujiro. Por exigencia de los propios villareños debido a los prejuicios regionales y sociales, se vio obligado a renunciar el 14 de julio de 1874. Después de combatir sin mando en Caobillas, el 30 de septiembre de 1874, desde las tierras camagüeyanas regresó a Provincia de Oriente para hacerse cargo del mando de la División Cuba (2 División 1 Cuerpo).



En diciembre de 1874 libró las acciones de Ramón de las Yaguas, Tí Arriba y La Yuba. En abril de 1875 dio muestras de madurez política y disciplina al rechazar la propuesta de sumarse a la sedición de Lagunas de Varona. En ese propio mes recibió el mando de la 1 División 1 Cuerpo, que abarcaba las regiones de Bayamo, Manzanillo, Holguín y Jiguaní, lo que lo hizo asumir interinamente el mando de la provincia oriental. Durante ese año combatió en Sabanilla, El Manco, Bayate, La Crimea, Cruces, fuerte del Guaso, Yateras, La Redonda y Caimanera.



El 14 de septiembre de 1875 cruzó la trocha que los españoles habían levantado en la región del Cauto, para librar el combate de Mayarí Arriba cuatro días después. Desde agosto hasta el 23 de enero de 1876 se mantuvo al frente del 1 Cuerpo oriental en sustitución del Mayor General Modesto Díaz, quien había sido nombrado en el cargo; pero no había asumido el mando. En ese año le siguieron las acciones de Pedernales, Fray Benito, Guabajaney, Yabazón Abajo, así como la toma de Sagua de Tánamo y de los caseríos de Cedro, Juan Díaz y Zabala. El 23 de diciembre de 1876 inició la Campaña de Baracoa con la acción de Sabanilla. En 1877 se destacaron los combates de Duaba, El Purial, Los Indios, La Caoba, Hato del Medio y Sabana del Cayo.



El 6 de mayo de 1877 fue ascendido a Mayor General. En ese mes se opuso enérgicamente a los sediciosos de Santa Rita. El 6 de agosto de 1877 recibió seis heridas de bala en el combate de Mangos de Mejías, que lo mantuvieron un tiempo en sumo estado de gravedad. Cuando la revolución atravesaba una profunda crisis política, sólo la división bajo su mando opuso firme resistencia a la ofensiva desatada por los españoles desde noviembre de 1877. A comienzos de 1878 reprimió a los amotinados creadores del Cantón Independiente de Holguín. En febrero dio respuesta contundente a quienes gestaban el Pacto del Zanjón al librar los victoriosos combates de Llanada de Juan Mulato y San Ulpiano.



El 15 de marzo de 1878 se entrevistó con el general español Arsenio Martínez Campos, en Mangos de Baraguá. Su intransigencia al no aceptar ningún acuerdo que no incluyera la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud puso abrupto fin a aquel encuentro. Este hecho protagonizado por él pasó a la historia como la Protesta de Baraguá. El gobierno provisional creado para continuar la guerra lo nombró jefe de la provincia oriental. En abril combatió en Caobal, Jobabo, Tapia, Baitiquirí y Arroyo de Munición. Acatando un acuerdo del gobierno revolucionario salió para Jamaica el 9 de mayo de 1878 en busca de apoyo para continuar la lucha; pero no lo encontró.



Guerra Chiquita



El 5 de septiembre de 1879, ya comenzada la Guerra Chiquita, lanzó una proclama desde Kingston, junto con Calixto García, llamando a los cubanos a las armas. Después de múltiples gestiones para regresar a Cuba, el 2 de julio de 1880 logró salir de Puerto Plata, República Dominicana, en el vapor Santo Domingo, al frente de 34 expedicionarios. La persecución de una nave española lo obligó a poner rumbo a Islas Turcas, al norte de República Dominicana, frustrándose así su desembarco en Cuba.



Tregua fecunda



A fines de 1880 fue descubierta en Santiago de Cuba la conspiración llamada Liga Antillana destinada a promover un levantamiento armado en Oriente para apoyar el desembarco de una expedición que Maceo, entonces radicado en Jamaica, preparaba con el nombre de La Estrella Solitaria. En junio de 1881 se estableció en Honduras.



El 20 del propio mes ingresó en el ejército hondureño con grado de General División y ocupó el cargo de jefe de la guarnición de Tegucigalpa. En marzo de 1862 fue nombrado jefe suplente del Tribunal Supremo de Guerra, y en julio de ese año fue designado Comandandte de Puerto Cortés y Omoa. De 1884 a 1886 junto a Gómez desarrolló un plan dirigido a una nueva guerra independentista el cual fracasó.



El 30 de enero de 1890 llegó a Cuba, autorizado por el régimen español. Durante su estancia en La Habana y en Santiago de Cuba organizó secretamente un plan para un alzamiento que debía producirse el 8 de septiembre de ese año. No obstante, las autoridades españolas lo expulsaron del país el 30 de agosto de 1890 , por lo que la conspiración conocida en Oriente con el nombre de La Paz del Manganeso, abortó. Desde agosto de 1893 comenzó a colaborar con José Martí en lo que posteriormente se conocería como el Plan Fernandina. Tres meses después, en noviembre, estuvo en Cuba clandestinamente, para lo cual desembarcó por Cienfuegos con el pasaporte de su cuñado Ramón Cabrales. Después de permanecer unos días en Santiago de Cuba, se trasladó para La Habana y posteriormente a Cárdenas. A finales del propio mes reembarcó por Cienfuegos. El 10 de noviembre de 1894 resultó herido de bala en un atentado realizado por un agente español a la salida de un teatro, en San José de Costa Rica.



Guerra del 95



la Revolución habia estallado desde el 24 de febrero de 1895. Maceo, ardiendo en deseos de encontrarse cuento antes en el teatro de operaciones que se estaba desarrollando en la isla y donde su presencia era reclamada por muchos patriotas como condición para sumarse al movimiento independentista, tomo el 15 de marzo de 1895 pasaje en el vapor Adirondack que partió de Puerto Limón, Costa Rica. Acompañado por 22 expedicionarios, entre ellos el mayor general Flor Crombet, quien fungía como jefe de la expedición. La nave, que se dirigía a Nueva York, dejó a los patriotas en la Isla Fortuna, en las Bahamas donde abordaron la Goleta Honor para desembarcar por Duaba, Baracoa, el 1 de abril de 1895. Ese día sostuvieron el primer contacto con el enemigo y fueron perseguidos tenazmente. El día 8, un encuentro con una emboscada montada por los guerrilleros en La Alegría, hizo que el grupo se dispersara y, tras marchar a pie 186 km, desde el punto de desembarco, logró hacer contacto con un campamento cubano en Bella Vellaca, el 18.



También en ese mes combatió en Dos Brazos, Monteverde y Jarahueca.



El 5 de mayo de 1895 tuvo lugar su histórico encuentro con Martí y Gómez en el ingenio La Mejorana, donde se trazó la estrategia a seguir. Maceo quedó al mando de la provincia oriental, dándose a la tarea de organizar sus fuerzas. Después de haber tomado a El Cobre, creó la División 1 , en la que puso al frente a su hermano José. Posteriormente se dio a la tarea de organizar la 2 División.



En la campaña que desarrolló en Oriente sobresalieron los combates de Jobito, La Playuela, Sagua de Tánamo, Guabajaney, Yabazón, Fray Benito, Aguas Claras, Unión, Combate de Peralejo, Burenes, Sao del Indio, Jiguaní y San Fernando, y los ataques al tren y vía férrea entre Caimanera y Guantánamo. El 18 de septiembre de 1895, la Asamblea Constituyente de Jimaguayú lo nombró lugarteniente general del Ejército Libertador . En octubre organizó la columna invasora y el 22 de octubre de 1895 salió al frente de ésta, desde Mangos de Baraguá, iniciando simbólicamente la invasión a occidente. El 8 de noviembre cruzó el Río Jobabo para penetrar en el territorio de Camagüey, el cual cruzó en tres semanas. Pasó la trocha de Júcaro a Morón el día 29 para encontrarse con Gómez en San Juan y momentos después, puntualizaron la estrategia a seguir en el campamento de Lázaro López.



En tierras villareñas libraron juntos las acciones de La Reforma, Iguará, Los Indios, Casa de Tejas, Manacal, Manicaragua, El Quirro, Siguanea y el histórico Combate de Mal Tiempo. En la provincia de Matanzas, libraron las acciones de La Colmena y Coliseo, y realizaron la contramarcha hasta las cercanías de Cienguegos.



El 28 de diciembre de 1895 cruzaron nuevamente el Río Hanábana en dirección a occidente, para reingresar en Matanzas, donde se produjo el combate de Calimete. Dos días después, el 1 de enero de 1896, penetraron en la provincia de La Habana. El día 7 se separó de Gómez en el ingenio Baracoa, para penetrar en la provincia de Pinar del Río al siguiente día. Después de llevar a cabo las acciones de Cabañas, San Diego, Bahía Honda, La Mulata, Viñales, Las Taironas y Tirado, la columna arribó a Mantua el 22 de enero de 1896. Al día siguiente levantó un acta dando por concluido este épico episodio de la guerra.



Con 50 años de edad, Maceo cabalgó, en tres meses, un total de 424 leguas y sostuvo 27 combates. Pocos días después inició la primera Campaña de Pinar del Río, donde llevó a cabo las acciones de Paso Real de San Diego, Candelaria, Río Hondo (7 de febrero de 1896), en la que fue herido en la pierna; San Cristóbal y los ingenios Jabón y Laborí.



El 12 de febrero de 1896 regresó a la provincia de La Habana. Combatió en Jaruco, Soto, donde se reencontró con Gómez; Moralitos, San Pablo y Loma del Gato. El 23 de febrero de 1896 comenzó una campaña relámpago en las provincias La Habana y Matanzas, en espera de que se le uniera la infantería oriental que había quedado en territorio villareño durante la invasión. Sostuvo las acciones de La Perla, Tumba Cuatro, Peñalver, Santa María del Rosario, Guanabacoa, Nazareno, Río Bayamo, Portugalete y Madruga, entre otras.



El 5 de marzo de 1896 entró nuevamente en la provincia de Matanzas. Allí libró acciones en los ingenios Acana y Diana. El 10 de marzo de 1896, en el campamento de Galeón, se encontró con Gómez, quien le llevaba a la infantería oriental bajo el mando del entonces General de Brigada Quintín Bandera. Ese día vio por última vez al General en Jefe al retornar a occidente. Después de atacar a Batabanó, en La Habana, cruzó la trocha de Mariel a Majana, el 15 de marzo de 1896, para dar comienzo a su segunda campaña en la provincia pinareña.



Del 13 de febrero al 13 de marzo, realizó 20 acciones combativas en las provincias de La Habana y Matanzas. En Pinar del Río libró los combates de El Galope, Laborí, Cayajabos, La Merced, El Rubí, La Palma, San Claudio, Lomas de Tapia, Las Pozas, Cacarajícara, Vega Morales, Consolación del Sur, El Descanso, Lombillo, donde fue herido el 23 de junio de 1896; nuevamente Lomas de Tapia, Taco-Taco, Río Bacunagua y Santa Isabel.



El 25 de agosto de 1896 inició la marcha hacia el extremo occidental pinareño en busca de la expedición del General de Brigada Juan Rius Rivera, desembarcada el 8 de septiembre. Diez días más tarde se produjo su encuentro con Rius y el 23 de septiembre de 1896, desde Remates de Guane, emprendió el regreso hacia el este, combatiendo en Loma China, Montezuelo y Tumbas de Estorino, acciones a las cuales siguieron las de Guao, Ceja del Negro, Galalón, Artemisa, Soroa, El Rosario, El Rubí y Bejerano. Solamente en Lomas de Tapia se desarrollaron 14 combates de rechazo a las columnas españolas durante los meses de abril y junio de 1896, por lo cual Maceo las llamó el Peleadero de Tapia. En esta etapa, en varias ocasiones, rehusó indignado las propuestas hechas llegar por los intrigantes desde el Centro y Oriente proponiéndole que sustituyera al General en Jefe, e incluso que se pusiera al frente del gobierno. Cumpliendo órdenes de Gómez de reunirse con él para juntos hacer frente a la crítica situación provocada por las injerencias del Consejo de Gobierno en los asuntos militares, en la madrugada del 4 de diciembre de 1896 burló la trocha de Mariel a Majana, cruzándola por mar, en un bote, por la bahía de Mariel. Ya en territorio habanero, se dirigió al campamento de San Pedro, cerca de Punta Brava, con la idea de organizar un ataque a Marianao con las tropas de esta provincia.



Véase también



La Campaña de Maceo en Pinar del Río Caída en combate



En el amanecer del 6 de diciembre de 1896, Maceo cuenta al general Miró el sueño de la noche anterior. Le dice que vio a su padre, a su madre y a todos sus hermanos muertos. Estaban a su lado y lo llamaban por su nombre. Le decían: Antonio, basta ya de lucha, basta ya de gloria. Habló enseguida sobre Mariana, que iba ya para tres años de muerta, recordó a su hermano José y no ocultó su preocupación por la situación de su esposa, enferma y sin recursos en Costa Rica. Más tarde conversó con su médico. Diría el doctor Zertucha: Me dijo que tenía el presentimiento de que lo iban a matar.



Maceo llega a San Pedro Arriba, donde guardan la llegada del Lugarteniente General los regimientos Santiago de las Vegas, Goicuría, Calixto García y Tiradores de Maceo, con sus jefes respectivos; unos 450 hombres en total al mando del coronel Sánchez Figueras, jefe de la Brigada Sur.



Ya con los caballos, Maceo marcha hacia San Pedro de inmediato. Lo acompañan entre 45 y 60 hombres. Resulta inconcebible. Dejan rastros en el camino que permitirán al enemigo detectarlos.



Hacia las ocho de la mañana del 7 de diciembre llega Maceo al campamento insurrecto. Cerca de las tres de la tarde irrumpe el enemigo en pleno campamento mambí, lo que encolerizó a Maceo, quien despertó al escuchar el estampido del fuego de los fusileros. Los jefes y oficiales pasaron de la defensa del campamento a la contraofensiva, acompañados por otros combatientes. El Lugarteniente General tomó el mando con la rapidez y energía que le caracterizó siempre. La tropa enemiga había arribado al campamento insurrecto por pura casualidad, ya que la columna de Cirujeda había salido desde Punta Brava en dirección a Cangrejeras, en dirección opuesta a San Pedro, pero escucharon disparos en dirección a Bauta y luego, al querer trasladarse por el callejón de San Pedro hasta Punta Brava, descubren los rastros que dejaron Maceo y sus acompañantes.



Ya en el lugar del combate y bajo el fuego cerrado de la infantería enemiga, ordena Maceo al brigadier Pedro Díaz una maniobra de envolvimiento por el flanco izquierdo de la cerca a fin de desalojar de allí al enemigo y darle una carga al machete en campo abierto. El ataque fracasa y, aunque Díaz vuelve a intentarlo, se crea una situación insostenible para los cubanos que, por la inferioridad de su armamento y escasez de tiros, no pueden prolongar el combate de posiciones.



Maceo ordena intentar otra vez desalojar al enemigo de la cerca decidido a llevar el combate hasta el final, e inicia un avance paralelo a la línea española para continuar el ataque. Una cerca de alambres oculta por la hierba altísima, le cierra el paso. Ordena que corten los alambres y encarga a Pedro Díaz que flanquee, ahora por la derecha. Con la misma mano que sostiene la brida, toca el hombro de Miró y le dice: «¡Esto va bien!». Seguidamente Maceo es alcanzado por un proyectil que le penetra por el lado derecho de la cara, cerca del mentón, y sale, con ruptura de la arteria carótida, por el lado izquierdo del cuello. Miró y el coronel médico Zertucha se desploman moralmente y salen aterrados de la escena. Se retira también el brigadier Pedro Díaz y el cuerpo sin vida del Mayor General Antonio Maceo, segundo jefe del Ejército Libertador, queda solo en aquellos matorrales a merced del enemigo.



Panchito Gómez Toro, su ayudante , que por estar herido quedó en el campamento, sale, con un brazo en cabestrillo y prácticamente desarmado, en busca del cadáver de su jefe. En un gesto supremo de devoción y lealtad va a morir a su lado. Resulta blanco fácil de las armas españolas. Herido, debilitado por la sangre que pierde, trata de suicidarse para que no lo cojan vivo, pero antes quiere escribir una nota a sus padres y hermanos para explicarles la decisión. No puede concluir el mensaje. Uno de los guerrilleros de Peral lo remata con machetazos en la cabeza.



El comandante Cirujeda no sospechó siquiera que Maceo había muerto en San Pedro, pues la propaganda española lo daba como cercado en Pinar del Río. Un grupo de valientes, encabezados por Juan Delgado, pudo recobrar los cuerpos del Lugarteniente General y de su ayudante. Tampoco están claras las circunstancias en que lo consiguieron. Los cadáveres fueron enterrados secretamente en la finca El Cacahual, cerca de Santiago de las Vegas. Se levantó allí un complejo monumental que fue inaugurado el 7 diciembre de 1900 y desde entonces su razón de ser ha sido honrar la memoria de los dos bravos guerreros cubanos.



Muere el Mayor General Antonio Maceo Grajales a los 51 años de edad, en plena madurez de su acción y pensamiento. Su muerte que resultó un duro golpe para los cubanos y para la causa de la libertad de Cuba, definida por Gómez en la carta de pésame a María Cabrales:



“… Con la desaparición de ese hombre extraordinario, pierde usted al dulce compañero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos y pierde en fin el ejército libertador a la figura más excelsa de la Revolución.”



Cargos en la Guerra del 95 En la Guerra del 95 ocupó los siguientes cargos:



Lugarteniente general del Ejército Libertador Jefe de los departamentos Oriental y Occidental Jefe del Ejército Invasor y jefe del 1, 2, 4, 5 y 6 Cuerpos de ejército.



Considerado todo un maestro en el empleo de la táctica fue combatiente por excelencia y jefe de elevado prestigio. Como guerrero incansable, se calcula que intervino en más de 600 acciones combativas, entre las que se cuentan alrededor de 200 combates de gran significado. Su cuerpo estaba marcado por 27 cicatrices de guerra, de las cuales recibió 21 en la contienda del 68.



Antonio Maceo simboliza el valor, la rebeldía revolucionaria y la intransigencia con los ideales independentistas. Combatió todas las tendencias sediciosas y divisionistas y dio ejemplo de disciplina y lealtad a los principios revolucionarios y a los mandos y autoridades legítimamente constituidos. En muchas ocasiones fue objeto de calumnias e intrigas racistas. Por el ímpetu y bravura con que enfrentó al enemigo, y por su talla como hombre integral, pasó a la historia como el Titán de Bronce.



Fuente: EcuRed.



GRUPO DE HISTORIA DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN VILLA CLARA (ACRC)

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